8/11/2016, 17:52
--Heh...— Hizo una mueca que se hacía pasar por sonrisa.
Por alguna extraña razón la respuesta de aquellos hombres no le sorprendía en lo más mínimo, quizás porque hasta cierto punto era algo que había escuchado en algún otro lado, con otras palabras.
"La ley del más fuerte... Al final de cuentas es igual al discursito que se nos enseña en la academia ninja, el no tener piedad de un posible enemigo, el hacer lo necesario para salir adelante. Es lo mismo pero con palabras más dulces para darle un toque más romántico, la diferencia radica en que ellos lo hacen porque quieren y nosotros porque nos lo mandan. Ironías. Pero mejor dejo de filosofar y me concentro en el asunto."
Sin embrago, contrario a todas sus expectativas la reacción del Ishimura no fue lo que él esperaba. Aquella risotada puso nervioso al de la capa negra, pues aquella expresión denotaba una sentimiento que no podía distinguir a ciencia cierta que era hasta que vió como su camarada desenfundaba el arma.
—¡Kazuma-san espe... AHHHGGG!— Trató de detener a su compañero, pero en ese momento una fuerte descarga recorrió todos y cada uno de sus músculos, provocándole un espasmo que le tiró al suelo.
No había ni terminado de recuperarse cuando sintió como era despojado de sus pertenencias, incluyendo la más importante de todas: su preciosa espada.
—KISAMA, ¡Regrésala ahora mismo antes de que te rompa la jeta!— Amenazó en vano, pues la verdad no podía mover ni un dedo.
Estando ya desarmados uno de los jefazos nuevamente les "ofreció" ser parte del trato, pero el Ishimura se adelantó a darle nuevamente la negativa al sujeto, demostrando así que no se doblegaría ante la voluntad de nadie. Al escuchar la respuesta del genin de Uzushio el bandido terminó por cumplir su amenaza de lanzarlo al abismo con un solo golpe.
—KAH-ZUU... ¡MA!— Gritó de forma ahogada al ver a su gran amigo caer a su muerte segura.
No le prestó la más mínima atención al ofrecimiento del de la barba blanca. Estando desarmado es cuando se muestra más agresivo, aunque sea sólo como un cachorro sin colmillos. Ni en esta vida ni en la otra, iba a pasar por alto lo que acababa de ver ante sí, ya no le importaba nada de sus estratagemas, la ira ofuscaba todo y lo único que deseaba era golpear las de por sí ya mallugadas caras del par de matones.
—Kisama— Apretó los puños con la poca fuerza que tenía —¿¡Y si mejor te arranco los dientes para ver si sigues sonriendo tan alegre!?, hijo de puta.
Por alguna extraña razón la respuesta de aquellos hombres no le sorprendía en lo más mínimo, quizás porque hasta cierto punto era algo que había escuchado en algún otro lado, con otras palabras.
"La ley del más fuerte... Al final de cuentas es igual al discursito que se nos enseña en la academia ninja, el no tener piedad de un posible enemigo, el hacer lo necesario para salir adelante. Es lo mismo pero con palabras más dulces para darle un toque más romántico, la diferencia radica en que ellos lo hacen porque quieren y nosotros porque nos lo mandan. Ironías. Pero mejor dejo de filosofar y me concentro en el asunto."
Sin embrago, contrario a todas sus expectativas la reacción del Ishimura no fue lo que él esperaba. Aquella risotada puso nervioso al de la capa negra, pues aquella expresión denotaba una sentimiento que no podía distinguir a ciencia cierta que era hasta que vió como su camarada desenfundaba el arma.
—¡Kazuma-san espe... AHHHGGG!— Trató de detener a su compañero, pero en ese momento una fuerte descarga recorrió todos y cada uno de sus músculos, provocándole un espasmo que le tiró al suelo.
No había ni terminado de recuperarse cuando sintió como era despojado de sus pertenencias, incluyendo la más importante de todas: su preciosa espada.
—KISAMA, ¡Regrésala ahora mismo antes de que te rompa la jeta!— Amenazó en vano, pues la verdad no podía mover ni un dedo.
Estando ya desarmados uno de los jefazos nuevamente les "ofreció" ser parte del trato, pero el Ishimura se adelantó a darle nuevamente la negativa al sujeto, demostrando así que no se doblegaría ante la voluntad de nadie. Al escuchar la respuesta del genin de Uzushio el bandido terminó por cumplir su amenaza de lanzarlo al abismo con un solo golpe.
—KAH-ZUU... ¡MA!— Gritó de forma ahogada al ver a su gran amigo caer a su muerte segura.
No le prestó la más mínima atención al ofrecimiento del de la barba blanca. Estando desarmado es cuando se muestra más agresivo, aunque sea sólo como un cachorro sin colmillos. Ni en esta vida ni en la otra, iba a pasar por alto lo que acababa de ver ante sí, ya no le importaba nada de sus estratagemas, la ira ofuscaba todo y lo único que deseaba era golpear las de por sí ya mallugadas caras del par de matones.
—Kisama— Apretó los puños con la poca fuerza que tenía —¿¡Y si mejor te arranco los dientes para ver si sigues sonriendo tan alegre!?, hijo de puta.