10/11/2016, 13:40
La extracción de números fue sucediendo, descartando por cada emparejamiento de combates, dos posibles rivales para el Shinobi de Uzushio. A pesar de las circunstancias que reunió a todos aquellos combatientes por unos motivos u otros, se podía respirar cierta camadería entre ellos. Pues a fin de cuentas todos vinieron a hacer lo que mejor sabían hacer, pelear.
Yoshimitsu esperaba impaciente ver los combates y ver si aquello le podía servir para desarrollar nuevas técnicas y darle un enfoque con la tinta, aunque ya estaba satisfecho pues ya estaba gestando una brillante idea, pero siempre se podía matizar un dar un poco más de color al asunto.
Veamos a ver, seguro que estará al menos interesante el asunto
Y vaya que si lo estaba, al parecer el anciano no trabajaba solo, y no lo decía por los gorilas que velaban por que no hubieran altercados ni nada por el estilo. De repente apareció de entre bambalinas una figura un tanto bastante misteriosa, un hombre con una túnica morada oscura con un sinfín de adornos metálicos y un collar de esferas de jade verde inmenso que atravesaba su torso de la cintura hasta el hombro. Lo más característico es que portaba una extraña máscara metálica que le cubría el rostro por completo, dejando ver únicamente su cabello largo y blanquecino.
El enmascarado realizó un singular sello con la mano y de repente...
-¡Kage Bunshin no Jutsu! PLUFF, de repente habían en total cuatro hombres enmascarados que tranquilamente se posicionaron en cada vértice del cuadrilátero y siguió el espectáculo. Cuando entraban los combatientes a pelear el enmascarado con ayuda de sus tres clones levantaban una barrera de chakra color violácea para que los espectadores no salieran lastimados.
-¡Shishienjin!
Conforme salían los números y se formaban las parejas para combatir, lo combates transcurrían en el mismo momento, uno tras otro. Cuando finalizaba la contienda, continuaba la extracción y así hasta que de manera inevitable el número siete acabó saliendo saliendo. Los gorilas fueron en busca de Riko para que se fuera preparando para combatir.
-Prepárese número siete-san.
-¿Número siete? El anciano desde lo alto de la tarima, busco a Riko hasta que lo encontró con una agradable sonrisa. -Por favor, prepárese para combatir. Le dijo con cortesía. -Por favor querida nieta, un contendiente para el número siete...
La pelirroja hizo seguidamente una nueva extracción, mostró el número ante todos los presentes y exclamó.
-¡Número deciocho!
-Ese es mi número Confirmó una combatiente que estaba casi al fondo de todo aquello. Se trataba de una muchacha joven, quizás de una edad similar a Riko. De tez morena, evidentemente no tanto como Riko, llevaba un peinado inusual al igual que su contrincante, pelo de color oscuro rapado con un cresta mohawk en el centro, por detrás de la nuca una trenza que le llegaba a la mitad de la espalda. Vestía con ropas ajustadas de cuero con tachuelas y una gran bufanda negra que tenía le colgaba hacía atrás por la espalda, emulando como si fura una capa. Sujeto al torso, llevaba un arco corto y dos pequeños carcajes de flechas en cada muslo, que se sujetaban a su cinturón.
-Por favor, pasen al cuadrilátero. Rogó el anciano.
Los gorilas acompañaron a los dos contendientes hasta el cuadrilátero el publico rugía impaciente, querían más y más. Había tanta gente en las gradas, que cualquier esfuerzo por encontrar a Yoshimitsu fue en vano.
-¿Listo para morder el polvo?. Dijo la arquera con una mirada pícara y, con una voz sensual y provocadora a la vez.
Yoshimitsu esperaba impaciente ver los combates y ver si aquello le podía servir para desarrollar nuevas técnicas y darle un enfoque con la tinta, aunque ya estaba satisfecho pues ya estaba gestando una brillante idea, pero siempre se podía matizar un dar un poco más de color al asunto.
Veamos a ver, seguro que estará al menos interesante el asunto
Y vaya que si lo estaba, al parecer el anciano no trabajaba solo, y no lo decía por los gorilas que velaban por que no hubieran altercados ni nada por el estilo. De repente apareció de entre bambalinas una figura un tanto bastante misteriosa, un hombre con una túnica morada oscura con un sinfín de adornos metálicos y un collar de esferas de jade verde inmenso que atravesaba su torso de la cintura hasta el hombro. Lo más característico es que portaba una extraña máscara metálica que le cubría el rostro por completo, dejando ver únicamente su cabello largo y blanquecino.
El enmascarado realizó un singular sello con la mano y de repente...
-¡Kage Bunshin no Jutsu! PLUFF, de repente habían en total cuatro hombres enmascarados que tranquilamente se posicionaron en cada vértice del cuadrilátero y siguió el espectáculo. Cuando entraban los combatientes a pelear el enmascarado con ayuda de sus tres clones levantaban una barrera de chakra color violácea para que los espectadores no salieran lastimados.
-¡Shishienjin!
Conforme salían los números y se formaban las parejas para combatir, lo combates transcurrían en el mismo momento, uno tras otro. Cuando finalizaba la contienda, continuaba la extracción y así hasta que de manera inevitable el número siete acabó saliendo saliendo. Los gorilas fueron en busca de Riko para que se fuera preparando para combatir.
-Prepárese número siete-san.
-¿Número siete? El anciano desde lo alto de la tarima, busco a Riko hasta que lo encontró con una agradable sonrisa. -Por favor, prepárese para combatir. Le dijo con cortesía. -Por favor querida nieta, un contendiente para el número siete...
La pelirroja hizo seguidamente una nueva extracción, mostró el número ante todos los presentes y exclamó.
-¡Número deciocho!
-Ese es mi número Confirmó una combatiente que estaba casi al fondo de todo aquello. Se trataba de una muchacha joven, quizás de una edad similar a Riko. De tez morena, evidentemente no tanto como Riko, llevaba un peinado inusual al igual que su contrincante, pelo de color oscuro rapado con un cresta mohawk en el centro, por detrás de la nuca una trenza que le llegaba a la mitad de la espalda. Vestía con ropas ajustadas de cuero con tachuelas y una gran bufanda negra que tenía le colgaba hacía atrás por la espalda, emulando como si fura una capa. Sujeto al torso, llevaba un arco corto y dos pequeños carcajes de flechas en cada muslo, que se sujetaban a su cinturón.
-Por favor, pasen al cuadrilátero. Rogó el anciano.
Los gorilas acompañaron a los dos contendientes hasta el cuadrilátero el publico rugía impaciente, querían más y más. Había tanta gente en las gradas, que cualquier esfuerzo por encontrar a Yoshimitsu fue en vano.
-¿Listo para morder el polvo?. Dijo la arquera con una mirada pícara y, con una voz sensual y provocadora a la vez.