11/11/2016, 02:19
—…y es por ello que siento miedo de separarme de ella, pues cuando lo hago es como sí todas mis frustraciones y mi ira me dominaran, aquellas que me guardé en lo profundo salen y me hacen una persona diferente al yo que has visto hasta ahora —había dicho hace tiempo el joven de ojos dispares.
«Ya veo… —inquirió, sereno, mientras escuchaba a su compañero—. Con que esa es la forma en la que se comporta cuando no tiene su ninjato cerca»
El peliblanco se removió en el sitio donde estaba y comenzó a notar algo extraño: el suelo se agitaba junto con sus movimientos, como si fuera una superficie gelatinosa que producía un curioso sonido de tensión y extensión. Quizás fuera que comenzaba a recuperar la lucidez, pero recién notaba que había mucho polvo a su alrededor. Giró la cabeza y miró a un costado, notando que sus alrededores estaban cubiertos por aquellas partículas de color ocre y textura áspera… Era el mismo polvo del desierto. «Si… Es posible que no estemos muerto, pero no es posible que sobreviviésemos a la caída, ¿no?» Ahora también comenzaba a recobrar parte de su fuerza, la que había perdido a causa de los incontrolables espasmos que atacaron a todos sus músculos. Consiguió despegarse lo suficiente como para reclinarse y echar un vistazo a su alrededor. Todo seguía siendo oscuro y extraño, y aquella luz, la de la superficie y la de las partículas flotantes, comenzaban a inquietarle cada vez más.
—Tengo que levantarme y averiguar cómo salir de aquí —se dijo con firmeza a sí mismo—, si es que realmente no estoy muerto.
Suponía que estando muerto, no perdía nada con intentarlo.
Con mucho esfuerzo, reunió un poco de chakra en la punta de sus dedos, y con la técnica del sello del tallado de dedos comenzó a quemar la sustancia que lo mantenía aprisionado en el suelo. «Esa descarga tenía algo raro, siento que prácticamente no me queda chakra», pensó, luego de tener que pararse debido a la falta de aliento que le provocaba el ejecutar un jutsu tan sencillo. Finalmente, logró liberarse y quedar de pie y a la altura suficiente como para poder observar mejor aquello que le rodeaba.
Lo que vio lo dejo tanto perplejo como preocupado.
—Por todos los dioses y formas de la muerte… —exclamó, con su usual voz calmada, pero con un tono un tanto preocupante.
»Ey, Tatsuya, tengo una buena y una mala noticia, ¿Cuál quieres escuchar primero?
«Ya veo… —inquirió, sereno, mientras escuchaba a su compañero—. Con que esa es la forma en la que se comporta cuando no tiene su ninjato cerca»
El peliblanco se removió en el sitio donde estaba y comenzó a notar algo extraño: el suelo se agitaba junto con sus movimientos, como si fuera una superficie gelatinosa que producía un curioso sonido de tensión y extensión. Quizás fuera que comenzaba a recuperar la lucidez, pero recién notaba que había mucho polvo a su alrededor. Giró la cabeza y miró a un costado, notando que sus alrededores estaban cubiertos por aquellas partículas de color ocre y textura áspera… Era el mismo polvo del desierto. «Si… Es posible que no estemos muerto, pero no es posible que sobreviviésemos a la caída, ¿no?» Ahora también comenzaba a recobrar parte de su fuerza, la que había perdido a causa de los incontrolables espasmos que atacaron a todos sus músculos. Consiguió despegarse lo suficiente como para reclinarse y echar un vistazo a su alrededor. Todo seguía siendo oscuro y extraño, y aquella luz, la de la superficie y la de las partículas flotantes, comenzaban a inquietarle cada vez más.
—Tengo que levantarme y averiguar cómo salir de aquí —se dijo con firmeza a sí mismo—, si es que realmente no estoy muerto.
Suponía que estando muerto, no perdía nada con intentarlo.
Con mucho esfuerzo, reunió un poco de chakra en la punta de sus dedos, y con la técnica del sello del tallado de dedos comenzó a quemar la sustancia que lo mantenía aprisionado en el suelo. «Esa descarga tenía algo raro, siento que prácticamente no me queda chakra», pensó, luego de tener que pararse debido a la falta de aliento que le provocaba el ejecutar un jutsu tan sencillo. Finalmente, logró liberarse y quedar de pie y a la altura suficiente como para poder observar mejor aquello que le rodeaba.
Lo que vio lo dejo tanto perplejo como preocupado.
—Por todos los dioses y formas de la muerte… —exclamó, con su usual voz calmada, pero con un tono un tanto preocupante.
»Ey, Tatsuya, tengo una buena y una mala noticia, ¿Cuál quieres escuchar primero?