12/11/2016, 17:30
—¡Dime algo que no sepa carajo!— La pregunta era como podría escaparse de la trampa.
No estaba completamente inmovilizado, de hecho podía mover sus extremidades, pero el cansancio sumado a lo pegajoso de la telaraña le limitaba en demasía su movilidad. El colmo era que sin sus herramientas ninja a la mano no disponía de algo para cortar la trampa, aunque las tuviera no tenía pensado enfrentarse a aquella criatura en el estado en el que se encontraba. Estaba dominado por el puro instinto de escapar y nada más.
"MIERDA, MIERDA, MIERDA"
En su rostro se dibujaba una expresión de desesperación y horror puro, adornado de un sudor frío por el esfuerzo realizado. La bestia de aspecto fluorescente podía sentir el jaloneo de su presa al tratar de liberarse, lo cual le hizo abalanzarse sobre él con aquellos dos prominentes colmillos.
—Oh no, ¡claro que no!
En un acto de reflejo por defenderse, tomó un hueso que otrora fuera el fémur de alguien que tuvo la misma desdicha de caer en ese infierno en vida, pero el Takanashi no tenía la intención de terminar igual. Así que empuñando su improvisada arma logró apenas bloquear las fauces de la araña, pero el hueso en ese momento se agrietó, quizás por la antigüedad del mismo y por ende no tardaría en romperse.
—¡Haz algo!— Aquello parecía más una orden que una súplica de ayuda.
No estaba completamente inmovilizado, de hecho podía mover sus extremidades, pero el cansancio sumado a lo pegajoso de la telaraña le limitaba en demasía su movilidad. El colmo era que sin sus herramientas ninja a la mano no disponía de algo para cortar la trampa, aunque las tuviera no tenía pensado enfrentarse a aquella criatura en el estado en el que se encontraba. Estaba dominado por el puro instinto de escapar y nada más.
"MIERDA, MIERDA, MIERDA"
En su rostro se dibujaba una expresión de desesperación y horror puro, adornado de un sudor frío por el esfuerzo realizado. La bestia de aspecto fluorescente podía sentir el jaloneo de su presa al tratar de liberarse, lo cual le hizo abalanzarse sobre él con aquellos dos prominentes colmillos.
—Oh no, ¡claro que no!
En un acto de reflejo por defenderse, tomó un hueso que otrora fuera el fémur de alguien que tuvo la misma desdicha de caer en ese infierno en vida, pero el Takanashi no tenía la intención de terminar igual. Así que empuñando su improvisada arma logró apenas bloquear las fauces de la araña, pero el hueso en ese momento se agrietó, quizás por la antigüedad del mismo y por ende no tardaría en romperse.
—¡Haz algo!— Aquello parecía más una orden que una súplica de ayuda.