13/11/2016, 17:35
La Arashikage pudo apreciar perfectamente el cambio en el joven, que casi se había abalanzado sobre la puerta para entrar y, sin embargo, ahora se mostraba totalmente serio ante lo intimidante de su presencia.
Sin embargo, pudo mantener la compostura ante la presión que ejercía sobre él. Sus ojos se encontraron y él habló.
Vengo a una por misión oficial Arashikage-sama.
Yui se quedó unos segundos manteniendo el contacto visual con el fin de evaluar mentalmente qué misión cederle a su subordinado. Era un novato, un completo novato, no contaba con ninguna tarea oficial a sus espaldas, a pesar de ello cuidaba bien su físico, lo cual era algo que no había pasado desapercibido para ella.
Podía mandarlo a limpiar retretes por ser su primera misión, pero desperdiciaria su físico, una misión algo más complicada y con una exigencia mayor.
— Muy bien.
Apartó la mirada del muchacho, abrió el primer cajón de su escritorio y sacó un modesto y pequeño pergamino. Lo plantó en el lado opuesto a donde estaba ella, justo enfrente de Karamaru. La mujer volvería a sus papeles ignorando al shinobi.
Sin embargo, justo cuando el genin abriera la puerta para ir a cumplir su cometido una voz hablaría tras él.
— Fallar no es una opción, Karamaru.
Debajo de la descripción está la dirección de la tienda a la que se debe dirigir para encontrarse con el solicitante e iniciar la misión.
Sin embargo, pudo mantener la compostura ante la presión que ejercía sobre él. Sus ojos se encontraron y él habló.
Vengo a una por misión oficial Arashikage-sama.
Yui se quedó unos segundos manteniendo el contacto visual con el fin de evaluar mentalmente qué misión cederle a su subordinado. Era un novato, un completo novato, no contaba con ninguna tarea oficial a sus espaldas, a pesar de ello cuidaba bien su físico, lo cual era algo que no había pasado desapercibido para ella.
Podía mandarlo a limpiar retretes por ser su primera misión, pero desperdiciaria su físico, una misión algo más complicada y con una exigencia mayor.
— Muy bien.
Apartó la mirada del muchacho, abrió el primer cajón de su escritorio y sacó un modesto y pequeño pergamino. Lo plantó en el lado opuesto a donde estaba ella, justo enfrente de Karamaru. La mujer volvería a sus papeles ignorando al shinobi.
Sin embargo, justo cuando el genin abriera la puerta para ir a cumplir su cometido una voz hablaría tras él.
— Fallar no es una opción, Karamaru.
Debajo de la descripción está la dirección de la tienda a la que se debe dirigir para encontrarse con el solicitante e iniciar la misión.
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