15/11/2016, 12:35
No se que entendió de todo aquello, sobre todo de mi advertencia de que era muy joven para beber alcohol, más todavía como ella lo hacía, sin ningún tipo de mesura. La verdad y como era innato en mí, no deseaba el mal ajeno por nada del mundo, y el pensar de como podría acabar aquella bella kunoichi cuando llegara a la edad adulta con aquel habito tan destructivo...
Solo se limitó a contestarme con un...—Jrasias, juapo. —
No llamaban a uno todos los días guapo, pero tampoco lo tomé demasiado en cuenta, pues estaba borracha, pero... eso me hizo pensar que los borrachos no solían mentir.
Bueno...qué más da eso ahora...
-Esto...gracias...supongo...pero yo diría que tú lo eres más. Me atreví a decir, pues era algo que se veía a leguas. Si hubiera alguien más y le preguntara, seguro que me daría la razón. Incluso se reiría de mí por intentar comparar mi belleza con la suya.
Luego cuando la invité a ir hacía Kuroshiro, caí en la cuenta justo cuando le hice aquella proposición y como supuse se negó en rotundo, lo más rotundo que le permitía su estado de embriaguez.
Si es de donde debe haber venido, seguramente querrá volver a su país...¿Seré estúpido?
—Pssss.... yio no voy. —Se negó a primeras, mientras alzaba el dedo acusador sin acusar a nadie. —T-tu solo quiere provechar-apro-aprovecha´te de mi... juarrón.
Abrí los brazos mostrando las palmas de las manos abochornado, queriendo demostrar mi inocencia ante tal acusación.
-¡No...no...no! ¿Cómo puedes pensar eso de mí mujer? Yo solo quería ser amable. Confesé lo más sincero que pude. -Pero no caí que por donde vienes, debes estar queriendo volver a tu país...pero en tu estado...déjame que te acerque aunque sea hasta Yachi. Allí podrás descansar y luego tomar un tren hacía donde quiera que vayas. Le comenté con toda la diplomacia que sabía.
Si algo quería era llevarme bien con todos los shinobis con los que me cruzara, me gustaba labrar amistades, sin duda, era algo útil y practico.
-Y tienes razón, voy un poco guarro por que tuve un percance en las Tierras de la Llovizna. Pero de normal, soy un chico muy aseado. Dije solemne.
Solo se limitó a contestarme con un...—Jrasias, juapo. —
No llamaban a uno todos los días guapo, pero tampoco lo tomé demasiado en cuenta, pues estaba borracha, pero... eso me hizo pensar que los borrachos no solían mentir.
Bueno...qué más da eso ahora...
-Esto...gracias...supongo...pero yo diría que tú lo eres más. Me atreví a decir, pues era algo que se veía a leguas. Si hubiera alguien más y le preguntara, seguro que me daría la razón. Incluso se reiría de mí por intentar comparar mi belleza con la suya.
Luego cuando la invité a ir hacía Kuroshiro, caí en la cuenta justo cuando le hice aquella proposición y como supuse se negó en rotundo, lo más rotundo que le permitía su estado de embriaguez.
Si es de donde debe haber venido, seguramente querrá volver a su país...¿Seré estúpido?
—Pssss.... yio no voy. —Se negó a primeras, mientras alzaba el dedo acusador sin acusar a nadie. —T-tu solo quiere provechar-apro-aprovecha´te de mi... juarrón.
Abrí los brazos mostrando las palmas de las manos abochornado, queriendo demostrar mi inocencia ante tal acusación.
-¡No...no...no! ¿Cómo puedes pensar eso de mí mujer? Yo solo quería ser amable. Confesé lo más sincero que pude. -Pero no caí que por donde vienes, debes estar queriendo volver a tu país...pero en tu estado...déjame que te acerque aunque sea hasta Yachi. Allí podrás descansar y luego tomar un tren hacía donde quiera que vayas. Le comenté con toda la diplomacia que sabía.
Si algo quería era llevarme bien con todos los shinobis con los que me cruzara, me gustaba labrar amistades, sin duda, era algo útil y practico.
-Y tienes razón, voy un poco guarro por que tuve un percance en las Tierras de la Llovizna. Pero de normal, soy un chico muy aseado. Dije solemne.