19/11/2016, 10:10
El pequeño Akuma era todavía lo considerado como cachorro.
Nioi sabía perfectamente como podía comportarse, pero no esperaba que lo metiera en estos líos.
+¡Ah maldita sea!+ pensó el chico+esta chica va a enfadarse y mucho, ¡y con razón!+
Mirando de reojo, veía acercarse a la kunoichi a la carrera, con su pelo rubio ondeando al viento.
+Hay que reconocer que es guapa+
La trayectoria que siguió Akuma, los llevó fuera del poblado, y después el canido se introdujo en una zona boscosa, con sus perseguidores a la zaga.
No mucho después de entrar en el bosque, el pequeño Akuma, paró en seco.
Parecía cansado, se sentó, soltó el cepillo para el pelo, y comenzó a rascarse el cuello con la pata trasera.
*zas zas zas zas*
Sonaba a ritmo de tambor.
Y así fue como lo encontró su dueño.
-¡Akuma!- exclamó con enfado -¿Sabes en que lio nos has metido?, no, no te haces una idea- dijo murmurando la última parte de esta frase, mientras se acercaba a recoger el cepillo para el pelo.
Akuma estaba sentado, como si nada hubiera pasado, observando el lugar por el que había aparecido Nioi.
Se encontraban en un claro, con algún árbol desperdigado y una fina hierba cuán alfombra, tapizaba el lugar.
Nioi tenía el cepillo en la mano izquierda, y su mano derecha en el bolsillo. Miraba hacia la zona del claro por la que él mismo había llegado, y por la distancia que los separaba, ella debía llegar. Aunque nunca se sabe, el chico no era un experto en bosques, pero hasta donde tenía entendido los shinobi de Takigakure si lo eran.
+¿Y si quiere cortarnos el paso?+ pensó +Uff deja de ponerte nervioso tu solo Nioi+
Cada segundo se hacía eterno.
Nioi sabía perfectamente como podía comportarse, pero no esperaba que lo metiera en estos líos.
+¡Ah maldita sea!+ pensó el chico+esta chica va a enfadarse y mucho, ¡y con razón!+
Mirando de reojo, veía acercarse a la kunoichi a la carrera, con su pelo rubio ondeando al viento.
+Hay que reconocer que es guapa+
La trayectoria que siguió Akuma, los llevó fuera del poblado, y después el canido se introdujo en una zona boscosa, con sus perseguidores a la zaga.
No mucho después de entrar en el bosque, el pequeño Akuma, paró en seco.
Parecía cansado, se sentó, soltó el cepillo para el pelo, y comenzó a rascarse el cuello con la pata trasera.
*zas zas zas zas*
Sonaba a ritmo de tambor.
Y así fue como lo encontró su dueño.
-¡Akuma!- exclamó con enfado -¿Sabes en que lio nos has metido?, no, no te haces una idea- dijo murmurando la última parte de esta frase, mientras se acercaba a recoger el cepillo para el pelo.
Akuma estaba sentado, como si nada hubiera pasado, observando el lugar por el que había aparecido Nioi.
Se encontraban en un claro, con algún árbol desperdigado y una fina hierba cuán alfombra, tapizaba el lugar.
Nioi tenía el cepillo en la mano izquierda, y su mano derecha en el bolsillo. Miraba hacia la zona del claro por la que él mismo había llegado, y por la distancia que los separaba, ella debía llegar. Aunque nunca se sabe, el chico no era un experto en bosques, pero hasta donde tenía entendido los shinobi de Takigakure si lo eran.
+¿Y si quiere cortarnos el paso?+ pensó +Uff deja de ponerte nervioso tu solo Nioi+
Cada segundo se hacía eterno.