21/11/2016, 13:04
—¿Q...qué? —
La chica quedó extrañada ante mi último comentario, y era del todo comprensible. No solo por que estaba como una cuba, si no por que ¿Cómo le decía que me encontraba como estaba por que más que volver a mi aldea, que lo estaba haciendo sin duda, estaba huyendo de un maníaco que por culpa que Uchiha Tomoe venía a por mí con ganas de descuartizarme? Eso era el quid de por qué no quería seguir viajando solo de ninguna de las maneras, pues tenía la sensación hace bastante rato de que me estaban siguiendo. Pero claro, decirlo así tal cual no hubiera sido nada varonil...
-Esto...bueno... déjalo. Dije resignado, pues ya me quedó claro que con los borrachos no se podía uno entender.
Será mejor que reanude la marcha cuanto antes...
Pero por desgracia el peor de los temores se acababa de materializar, en un abrir y cerrar de ojos apareció una persona inmensa repleta de músculos. Mas que humano parecía un mastodonte de poco más de dos metros de altura ataviado únicamente con unos pantalones de piel, al pecho unas cadenas que cruzaban su torso de la cintura hasta su hombro derecho. Sus antebrazos también estaban protegidos por unas cadenas. Su pelo oscuro era larguísimo y estaba recogido en una trenza que estaba sujeta por un kunai en su extremo.
El aspecto de aquel grandullón tenía síntomas de haber peleado recientemente, pues tenía algunos cortes feos en sus extremidades y en el cuello, repletas de sangre seca que manchaban casi la totalidad de su cuerpo. Sus pantalones también estaban ensangrentados y embarrados.
-¡Por fin! te alcancé perro cobarde!Estaba el grandullón tan furioso que incluso le saltaba espuma por la boca cuando dijo aquello como lo dijo.
¡Maldición! Tragué saliva molesto. Mientras entrecerraba los ojos por su también molesto tono de voz.
-Buen sitio para que mueras, aquí nadie encontrará tu cadáver
Me giré hacía el líder de los bandidos, e intenté negociar aquel asunto. -Oye mira, se que el incidente de anoche fue para ti una verdadera molestia...Mira te doy el dinero que llevo encima y aquí no ha pasado nada. ¿De acuerdo?
-No te preocupes por el dinero Dijo la montaña humana. -Te mataré y me quedaré con él ¡JAJAJA!
El grandullón clavó su mirada en la muchacha pensando en la remota idea de que quizás fuera Uchiha Tomoe, pero pronto se dio cuenta de que se trataba de otra Kunoichi.
-Te perdonaré la vida si me dices dónde está la Uchiha
-¿Tomoe dices? No se, ¿Supongo que se habrá ido a su aldea?
La cara del gorila era todo un cuadro, parecía que la respuesta que le di no fue para nada de su agrado. Yo por si las moscas, saqué mi makimono y comencé a dibujar antes de que el tipo se abalanzara sobre mí.
La chica quedó extrañada ante mi último comentario, y era del todo comprensible. No solo por que estaba como una cuba, si no por que ¿Cómo le decía que me encontraba como estaba por que más que volver a mi aldea, que lo estaba haciendo sin duda, estaba huyendo de un maníaco que por culpa que Uchiha Tomoe venía a por mí con ganas de descuartizarme? Eso era el quid de por qué no quería seguir viajando solo de ninguna de las maneras, pues tenía la sensación hace bastante rato de que me estaban siguiendo. Pero claro, decirlo así tal cual no hubiera sido nada varonil...
-Esto...bueno... déjalo. Dije resignado, pues ya me quedó claro que con los borrachos no se podía uno entender.
Será mejor que reanude la marcha cuanto antes...
Pero por desgracia el peor de los temores se acababa de materializar, en un abrir y cerrar de ojos apareció una persona inmensa repleta de músculos. Mas que humano parecía un mastodonte de poco más de dos metros de altura ataviado únicamente con unos pantalones de piel, al pecho unas cadenas que cruzaban su torso de la cintura hasta su hombro derecho. Sus antebrazos también estaban protegidos por unas cadenas. Su pelo oscuro era larguísimo y estaba recogido en una trenza que estaba sujeta por un kunai en su extremo.
El aspecto de aquel grandullón tenía síntomas de haber peleado recientemente, pues tenía algunos cortes feos en sus extremidades y en el cuello, repletas de sangre seca que manchaban casi la totalidad de su cuerpo. Sus pantalones también estaban ensangrentados y embarrados.
-¡Por fin! te alcancé perro cobarde!Estaba el grandullón tan furioso que incluso le saltaba espuma por la boca cuando dijo aquello como lo dijo.
¡Maldición! Tragué saliva molesto. Mientras entrecerraba los ojos por su también molesto tono de voz.
-Buen sitio para que mueras, aquí nadie encontrará tu cadáver
Me giré hacía el líder de los bandidos, e intenté negociar aquel asunto. -Oye mira, se que el incidente de anoche fue para ti una verdadera molestia...Mira te doy el dinero que llevo encima y aquí no ha pasado nada. ¿De acuerdo?
-No te preocupes por el dinero Dijo la montaña humana. -Te mataré y me quedaré con él ¡JAJAJA!
El grandullón clavó su mirada en la muchacha pensando en la remota idea de que quizás fuera Uchiha Tomoe, pero pronto se dio cuenta de que se trataba de otra Kunoichi.
-Te perdonaré la vida si me dices dónde está la Uchiha
-¿Tomoe dices? No se, ¿Supongo que se habrá ido a su aldea?
La cara del gorila era todo un cuadro, parecía que la respuesta que le di no fue para nada de su agrado. Yo por si las moscas, saqué mi makimono y comencé a dibujar antes de que el tipo se abalanzara sobre mí.