29/11/2016, 03:49
Mil miradas al instante se clavaron en la fémina que acababa de ingresar al local, algo a lo que ciertamente estaba habituada por lo que con total naturalidad actuó como la costumbre lo dictaba, ignorando a todo mundo ya que usualmente terminaban haciendo alguna que otra propuesta indecente que no le interesaba en lo más mínimo, o quién sabe qué otra cosa podría llegar a encontrarse si perdía cuidado, lo importante era que ella al menos no solía llevarle el apunte a prácticamente ningún desconocido a no ser que tuviesen algún rasgo lo suficientemente llamativo para que por lo menos un instante sus ojos se posaran en ello.
En este caso, dicho rasgo sería una bandana de Amegakure en la frente de un chico que… Siendo brutalmente sincera, no le llamaba en lo más mínimo la atención. ~Si no son de Uzu son de Ame, parece que los de Taki están escondidos en el centro de la aldea. ~Pensaría por un instante casi pasando por alto tal oferta que en cierta manera le hacía desconfiar del chico, principalmente porque no le conocía de nada.
—Te agradecería mucho. —Diría acompañando sus palabras de una ligera risita nerviosa. —Lo que pida probablemente termine frío para cuando llegue a la posada. —Agregó con la mirada en la puerta.
Así que si nadie tenía inconveniente con ello, la rubia tomaría asiento en la misma mesa que el de cabellos oscuros aunque del lado opuesto para quedar enfrentada a él, con un poco de suerte no le diría nada extraño y tampoco intentaría pasarse de listo con los pies.
—Este… Me llamo Noemi, ¿y tú? —Preguntaría sin pudor alguno en lo que esperaba pacientemente su pedido mientras jugaba con un mechón de su cabello.
En este caso, dicho rasgo sería una bandana de Amegakure en la frente de un chico que… Siendo brutalmente sincera, no le llamaba en lo más mínimo la atención. ~Si no son de Uzu son de Ame, parece que los de Taki están escondidos en el centro de la aldea. ~Pensaría por un instante casi pasando por alto tal oferta que en cierta manera le hacía desconfiar del chico, principalmente porque no le conocía de nada.
—Te agradecería mucho. —Diría acompañando sus palabras de una ligera risita nerviosa. —Lo que pida probablemente termine frío para cuando llegue a la posada. —Agregó con la mirada en la puerta.
Así que si nadie tenía inconveniente con ello, la rubia tomaría asiento en la misma mesa que el de cabellos oscuros aunque del lado opuesto para quedar enfrentada a él, con un poco de suerte no le diría nada extraño y tampoco intentaría pasarse de listo con los pies.
—Este… Me llamo Noemi, ¿y tú? —Preguntaría sin pudor alguno en lo que esperaba pacientemente su pedido mientras jugaba con un mechón de su cabello.