29/11/2016, 21:40
Pelear con alguien de forma amistosa resultaba un problema importante para Noemi ya que todas sus habilidades se centraban en armas filosas o mismo electricidad por lo que producir daños serios era algo totalmente inevitable, especialmente si esa persona le había tocado tanto las narices como el chico de Amegakure y su leal compañero perruno.
—Da igual. —Soltaría la rubia con absoluto desprecio al mismo tiempo en que se alejaba de la escena, le daba igual toda esa suposición de la emboscada principalmente por lo enojada que se encontraba en ese instante. —A saber quién te mandó a venir en primer lugar. —Soltó a secas ignorando la advertencia porque en serio, estaba acostumbrada a que no se interpusieran en su camino en caso de mostrarse tan enojada o mismo, abrirse paso por la fuerza.
Después de todo, las armas que poseía la rubia no estaban de adorno e incluso en caso de quedarse sin shurikens o senbons podía fiarse de lo que tuviese a mano, cualquier piedra le podría ser útil tanto o puede que más que los previamente mencionados aunque claro, la idea principalmente era no tener que recurrir a aquellos recursos desesperados.
Pero bien que las suposiciones del perro y su dueño estaban acertadas, en ese mismo instante en que Noemi pasaba justo al lado de un árbol un hombre delgaducho y bastante desagradable a la vista se lanzó sobre ella, lo suficientemente lento para darle tiempo a retroceder un par de pasos y desenfundar la katana.
—Joo… Esperaba atraparla sin tener que cortarla. —Se lamentó el burlón ente mientras desenfundaba una mísera daga. Al mismo tiempo otros dos hombres bastante más robustos salían de entre los árboles sencillamente para rodear a los jóvenes shinobis.
—Dejen todo lo de valor y puede que los dejemos vivir. —Agregó con suma seguridad el largirucho, suponiendo que lograba intimidar lo suficiente como para que le hicieran caso.
Y lo cierto era que Noemi no actuaba sencillamente por la incógnita de si el de Ame sería o no parte de esa banda, después de todo, su perro la había atraído hasta allí y por si fuera poco no traía a la vista ninguna bandana ni nada que pudiera acreditar lo que dijo. ~Ahora es cuando demuestras si eres shinobi o un farsante. ~Pensaba la kunoichi que prefería mantener las distancias de todos, aunque estaba literalmente entre Nioi y el sujeto de la daga.
—Da igual. —Soltaría la rubia con absoluto desprecio al mismo tiempo en que se alejaba de la escena, le daba igual toda esa suposición de la emboscada principalmente por lo enojada que se encontraba en ese instante. —A saber quién te mandó a venir en primer lugar. —Soltó a secas ignorando la advertencia porque en serio, estaba acostumbrada a que no se interpusieran en su camino en caso de mostrarse tan enojada o mismo, abrirse paso por la fuerza.
Después de todo, las armas que poseía la rubia no estaban de adorno e incluso en caso de quedarse sin shurikens o senbons podía fiarse de lo que tuviese a mano, cualquier piedra le podría ser útil tanto o puede que más que los previamente mencionados aunque claro, la idea principalmente era no tener que recurrir a aquellos recursos desesperados.
Pero bien que las suposiciones del perro y su dueño estaban acertadas, en ese mismo instante en que Noemi pasaba justo al lado de un árbol un hombre delgaducho y bastante desagradable a la vista se lanzó sobre ella, lo suficientemente lento para darle tiempo a retroceder un par de pasos y desenfundar la katana.
—Joo… Esperaba atraparla sin tener que cortarla. —Se lamentó el burlón ente mientras desenfundaba una mísera daga. Al mismo tiempo otros dos hombres bastante más robustos salían de entre los árboles sencillamente para rodear a los jóvenes shinobis.
—Dejen todo lo de valor y puede que los dejemos vivir. —Agregó con suma seguridad el largirucho, suponiendo que lograba intimidar lo suficiente como para que le hicieran caso.
Y lo cierto era que Noemi no actuaba sencillamente por la incógnita de si el de Ame sería o no parte de esa banda, después de todo, su perro la había atraído hasta allí y por si fuera poco no traía a la vista ninguna bandana ni nada que pudiera acreditar lo que dijo. ~Ahora es cuando demuestras si eres shinobi o un farsante. ~Pensaba la kunoichi que prefería mantener las distancias de todos, aunque estaba literalmente entre Nioi y el sujeto de la daga.