30/11/2016, 00:31
De pronto, se escucho como Tatsuya se debatía en medio de las sombras contra lo que Kazuma presumía que debía ser un murciélago, uno que debía de ser enorme al juzgar por todo el ruido que hacía. Luego vino un silencio inquietante, y después algo aún más perturbador: el inconfundible sonido de una secuencia de sellos siendo realizada por su compañero.
«¡No puede ser enserio!», pensó con preocupación mientras se echaba al suelo.
Bien podría buscar algo con que cubrirse o simplemente correr ante el peligro de lo que pudiera estar intentando su compañero, pero en medio de aquella oscuridad cabía la posibilidad de que terminara justo frente a la línea de fuego. Se encogió sobre sí mismo, y lo siguiente que percibió fue como el pasaje se iluminaba intensamente mientras una ráfaga de relámpagos pasaba golpeando el borde de la roca junto a él, creando pequeños guijarros que le cayeron encima durante el tiempo que duró el chisporroteo.
«¡Eso fue una locura…!», pensó, con el corazón desbocado.
La luz le había permitido ver que estaba en una especie de recodo que, para su fortuna, recibió todo el impacto de aquella técnica. En cuanto recuperó el aliento perdido, cayó en cuenta de que su compañero no debía de estar en buenas condiciones: Si el había quedado casi inconsciente al realizar la simple liberación de un sello, era probable que su compañero estuviera inmovilizado luego de ejecutar semejante ninjutsu.
—Tatsuya... —Hablo a la oscuridad, y al silencio presente, mientras comenzaba a caminar.
«¡No puede ser enserio!», pensó con preocupación mientras se echaba al suelo.
Bien podría buscar algo con que cubrirse o simplemente correr ante el peligro de lo que pudiera estar intentando su compañero, pero en medio de aquella oscuridad cabía la posibilidad de que terminara justo frente a la línea de fuego. Se encogió sobre sí mismo, y lo siguiente que percibió fue como el pasaje se iluminaba intensamente mientras una ráfaga de relámpagos pasaba golpeando el borde de la roca junto a él, creando pequeños guijarros que le cayeron encima durante el tiempo que duró el chisporroteo.
«¡Eso fue una locura…!», pensó, con el corazón desbocado.
La luz le había permitido ver que estaba en una especie de recodo que, para su fortuna, recibió todo el impacto de aquella técnica. En cuanto recuperó el aliento perdido, cayó en cuenta de que su compañero no debía de estar en buenas condiciones: Si el había quedado casi inconsciente al realizar la simple liberación de un sello, era probable que su compañero estuviera inmovilizado luego de ejecutar semejante ninjutsu.
—Tatsuya... —Hablo a la oscuridad, y al silencio presente, mientras comenzaba a caminar.