1/06/2015, 01:54
El peliblanco aclaró al Yotsuki su condición, o mejor dicho, su comentario anterior. Éste lo había mal interpretado quizás, pues había sacado la conclusión de que aunque fuesen genins no había motivo para pensar que estaban a salvo. Sin embargo el pelo escarchado se refería a que ambos estaban armados, así como que sendos chicos habían sido adiestrados para combatir en casi cualquier tipo de situación. Viéndolo de esa manera, también era lógico.
— Dicho así... psss.... si. — Tuvo que aceptar el rubio.
Sin embargo, pese a que las personas de allí no tuvieran adiestramiento físico para el combate, una torta con una mano tan grande como una silla... eso duele sí o sí. Además, de que tumbar a una mole tan grande como media montaña no es cosa fácil. Fuere como fuere, no todo era un camino de rosas. El rubio no hacía mas que ver el lado negativo de ésta situación que tan mal le pintaba, pese a que su compañero de rango no lo hacía así.
Lo dicho por los gigantes casi pasó por desapercibido, de no ser por esa áspera voz que ambos portaban. Sin embargo, ninguno de los chicos lograron entrever qué insinuaban con esa lingüística tan peculiar y cerrada. Ambos quedaron al amparo de escuchar unas prosiguientes palabras o algo...
— Noooo. Ésta na san las´hio de Taho. — Apresuró a cantar la gorda. — ¿Como sus llamai? —
Su entrecejo unificado se frunció un poco, y su mirada se clavó en los chicos. Evidentemente les preguntaba cómo se llamaban, con ese peculiar acento o pronunciación. El Yotsuki quedó en blanco por unos segundos. En su mente, tan solo un pensamiento "¿Qué leches ha dicho?".
— ¿Que qué... ? — Alzó a preguntar.
Entre tanto, miró al peliblanco, por si éste se había enterado de la pregunta.
— Dicho así... psss.... si. — Tuvo que aceptar el rubio.
Sin embargo, pese a que las personas de allí no tuvieran adiestramiento físico para el combate, una torta con una mano tan grande como una silla... eso duele sí o sí. Además, de que tumbar a una mole tan grande como media montaña no es cosa fácil. Fuere como fuere, no todo era un camino de rosas. El rubio no hacía mas que ver el lado negativo de ésta situación que tan mal le pintaba, pese a que su compañero de rango no lo hacía así.
Lo dicho por los gigantes casi pasó por desapercibido, de no ser por esa áspera voz que ambos portaban. Sin embargo, ninguno de los chicos lograron entrever qué insinuaban con esa lingüística tan peculiar y cerrada. Ambos quedaron al amparo de escuchar unas prosiguientes palabras o algo...
— Noooo. Ésta na san las´hio de Taho. — Apresuró a cantar la gorda. — ¿Como sus llamai? —
Su entrecejo unificado se frunció un poco, y su mirada se clavó en los chicos. Evidentemente les preguntaba cómo se llamaban, con ese peculiar acento o pronunciación. El Yotsuki quedó en blanco por unos segundos. En su mente, tan solo un pensamiento "¿Qué leches ha dicho?".
— ¿Que qué... ? — Alzó a preguntar.
Entre tanto, miró al peliblanco, por si éste se había enterado de la pregunta.