El de la melena negra dormía en los brazos de alguno de los tantos dioses del sueño que existen y que en este momento me da pereza nombrar. Para su suerte, ya sea buena o mala; su compañero había decidido ayudarlo. Y por ayudarlo entiéndase arrastrarlo entre la mierda de decenas de mamíferos chilladores voladores. Al menos el desmayo le salvaba de esa asquerosa realidad, al menos por ahora.
Pasó todavía una media hora desde que el Ishimura había decidido descansar para que el de ojos dispares comenzara a despertar, aunque no con ello iba a recuperar la lucidez.
—........... ¿?....... ¡!.... ¡¿?!
Al recuperar la conciencia lo primero que percibió fue un putrido olor en sus fosas nasales, lo cual le hizo fruncir el ceño y apretar los ojos aunque no hubiera demasiada iluminación. Luego le siguió un dolor en todo el cuerpo fruto del cansancio extremo. Intentó incorporarse, sólo para encontrarse con que se encontraba atado de pies y manos. Se acudió y gruñó en un intento vano por liberarse, pero como no podía, decidió rematar con la posible única persona que había estado en ese sitio con él y que pudo haberle hecho eso.
—¡Kaazuumaaa!— Exclamó con el poco aire que tenía —¿¡Te volviste loco!?— Le dijo el comal a la olla —No se que clase de retorcida idea tienes en mente, pero te exijo que me desates de una puta vez. Este no es momento para andes haciendo estupideces, ya nos has metido en suficientes problemas.
»A todo esto... ¿que pasó?
Pasó todavía una media hora desde que el Ishimura había decidido descansar para que el de ojos dispares comenzara a despertar, aunque no con ello iba a recuperar la lucidez.
—........... ¿?....... ¡!.... ¡¿?!
Al recuperar la conciencia lo primero que percibió fue un putrido olor en sus fosas nasales, lo cual le hizo fruncir el ceño y apretar los ojos aunque no hubiera demasiada iluminación. Luego le siguió un dolor en todo el cuerpo fruto del cansancio extremo. Intentó incorporarse, sólo para encontrarse con que se encontraba atado de pies y manos. Se acudió y gruñó en un intento vano por liberarse, pero como no podía, decidió rematar con la posible única persona que había estado en ese sitio con él y que pudo haberle hecho eso.
—¡Kaazuumaaa!— Exclamó con el poco aire que tenía —¿¡Te volviste loco!?— Le dijo el comal a la olla —No se que clase de retorcida idea tienes en mente, pero te exijo que me desates de una puta vez. Este no es momento para andes haciendo estupideces, ya nos has metido en suficientes problemas.
»A todo esto... ¿que pasó?