3/12/2016, 17:06
En ese mismo instante la rubia no se había dado cuenta de lo indecente que su propuesta había sonado y por ello al ver al Hyuuga con el rostro enrojecido alzó una ceja y le miró completamente extrañada, como si fuese una cosa totalmente fuera de lugar o extraña pero rememorando sus palabras se percató de motivo y al igual que él, su rostro adquirió un color igual o tal vez más rojizo que el del contrario. ~¡Sigue así, mujer! ¡Todo el mundo pensará que eres una puta! ~Se decía a sí misma para intentar convencerse de mejorar su vocabulario.
—No me refería… —Quiso justificarse encimando sus palabras con las del peliverde pero como él, ella también se silenció al escuchar los ruidos provocados por la multitud.
Todos se veían como los típicos matones imbéciles que se creían duros por tener un palo en las manos, algunos tenían katanas pero todas mal empuñadas lo que probablemente los dejaría con una buena molestia en las manos si llegaban a blandirla contra alguna cosa que no pudieran cortar, aunque de por sí no les debería ser tan sencillo acertar ni nada.
De cualquier forma, siendo tantos contra tan pocos shinobis la historia cambiaba. ~¿Serán familiares de los que murieron? ~Pensó la rubia por un instante mientras miraba en silencio a la muchedumbre. Aunque… ¿No se suponía que el Hyuuga tenía a sus guardaespaldas por ahí? Podrían ser de utilidad en un momento así.
—Lo dicho, mejor nos vamos. —Soltó la kunoichi antes de dirigirse al agua para retirarse de la isla.
Si hubiesen sido solo un par se habría planteado el darles una paliza, pero ante tal número seguramente se vería obligada a utilizar sus armas y con ello podría terminar matando a alguno, además que seguramente no la dejarían irse tan campante luego de violentar a un montón de civiles.
—¿Vienes, Jin? —Preguntó Noemi al mismo tiempo que se volteaba para observar al chico. Total, los civiles no deberían poder hacerles mucho desde el agua.
—No me refería… —Quiso justificarse encimando sus palabras con las del peliverde pero como él, ella también se silenció al escuchar los ruidos provocados por la multitud.
Todos se veían como los típicos matones imbéciles que se creían duros por tener un palo en las manos, algunos tenían katanas pero todas mal empuñadas lo que probablemente los dejaría con una buena molestia en las manos si llegaban a blandirla contra alguna cosa que no pudieran cortar, aunque de por sí no les debería ser tan sencillo acertar ni nada.
De cualquier forma, siendo tantos contra tan pocos shinobis la historia cambiaba. ~¿Serán familiares de los que murieron? ~Pensó la rubia por un instante mientras miraba en silencio a la muchedumbre. Aunque… ¿No se suponía que el Hyuuga tenía a sus guardaespaldas por ahí? Podrían ser de utilidad en un momento así.
—Lo dicho, mejor nos vamos. —Soltó la kunoichi antes de dirigirse al agua para retirarse de la isla.
Si hubiesen sido solo un par se habría planteado el darles una paliza, pero ante tal número seguramente se vería obligada a utilizar sus armas y con ello podría terminar matando a alguno, además que seguramente no la dejarían irse tan campante luego de violentar a un montón de civiles.
—¿Vienes, Jin? —Preguntó Noemi al mismo tiempo que se volteaba para observar al chico. Total, los civiles no deberían poder hacerles mucho desde el agua.