5/12/2016, 11:28
El viejo amargado jamás se hubiera imaginado aquella respuesta por mi parte. ¿Pero que otra cosa hubiera podido contestar? El entrenamiento lo era todo, entrenar duro marcaría la diferencia entre salir indemne o morir estrepitosamente en un futuro. Por lo que aquella curiosidad que tenía de ver aquellas exóticas armas, se desvaneció en el mismo instante en el que tuve que elegir.
Si no estás a gusto con tu vida, no es de buen gusto compartirlo con los demás...
El decrépito señor volvió a propinarme una mirada de desaprobación y yo le devolví aquella mirada con semblante de auténtica indiferencia. Como si sus cuestiones no tuvieran para mí, ninguna relevancia. Finalmente, continuó con su guardia, seguramente con la intención de amargar la visita a otro turista.
Me despedí de Jin muy a mi pesar y este de buen grado, decidió acompañarme hacía la salida, asegurando que después nos veríamos fuera del museo. Pues no me podía ir sin saber aquello que ansiaba saber de el.
[/b]—Claro, está bien. Déjame te acompaño a la salida, yo luego te alcanzo allá —comentó, tomando él la iniciativa y moviendo su menudo cuerpo hasta el pasillo lateral derecho—. aunque juro por mi familia que no he visto ningún cartel con esa norma, ¿eh?... y soy un joven muy atento a los detalles, me escuece que se me haya pasado por alto algo tan importante.
Me hizo gracia sus palabras, juró que no vio nada de normas, y la verdad que yo tampoco. Pero ya había olvidado aquel incidente, pues no se podían cumplir unas normas que no estaban a la vista de los turistas. Mi culpa no era, desde luego. Ya podía venir quien quisiera a decirme lo contrario que yo, ya le diría un par de cosas bien dichas.
Me encogí de hombros y le respondí despreocupado, como era costumbre en mí. -No es necesario jurar tan a ligera por tan poca cosa amigo. Ellos se lo pierden, cuando sea un shinobi legendario, les daré mala fama por esta mala pasada, el karma me dará la razón.
Tomando dirección hacía la salida en compañía de Jin, este sin aviso se detuvo en el acto, fijándose en un acceso, en el acceso más apartado que había, a mi me pareció que aquello no formaba parte de la exposición, pero resultó que a Jin le picó la curiosidad hasta limites insospechados.
-¿Pasa algo?. Le pregunté al verlo tan ensimismado por aquello.
—Espera, espera —bajó la voz e hizo uso de sus sentidos para asegurarse de que el viejo cascarrabias no estuviera cerca—. echemos un ojo a ver que hay en ésta sección, y luego nos vamos. Total, cinco minutos más, cinco minutos menos... no creo que el señor pueda estar más enojado con la vida, ¿no crees?
-Bueno, el viejo gruñón como buen gruñón que es, estará enojado con la vida y con la humanidad durante toda su infeliz existencia. Y se encargará de compartir sus sentimientos con los demás, pero...que le den al viejo y si, veamos que se cuece por aquí. Respondí con enfado al tener que acordarme de aquel tipejo desagradable.
Mi clon por su parte, no parecía muy de acuerdo con la decisión que acababa de tomar, pero que diantres, era joven y era sin duda la edad de ser alguna que otra vez imprudente. Y antes de que pudiera darme cuenta, Jin se adentró sin pensarlo dos veces en aquel lugar, que para ser sinceros estaba bastante oscuro y diáfano.
Aquel lugar al ser tan amplio, se podía notar el frío de aquella instancia alejada de las demás. Las paredes y suelo de piedra rezumaban humedad y las voces de los turistas hace tiempo que dejó de oírse en la lejanía para pasar a escuchar el silbido del aire que se colaba por las gritas del viejo castillo.
-Yo creo que esto no pertenece a la exposición. Dije entre susurros, pues no quería ser descubierto por nadie. Simplemente quería evitar la bronca de algún guardia o lo que fueran.
Si no estás a gusto con tu vida, no es de buen gusto compartirlo con los demás...
El decrépito señor volvió a propinarme una mirada de desaprobación y yo le devolví aquella mirada con semblante de auténtica indiferencia. Como si sus cuestiones no tuvieran para mí, ninguna relevancia. Finalmente, continuó con su guardia, seguramente con la intención de amargar la visita a otro turista.
Me despedí de Jin muy a mi pesar y este de buen grado, decidió acompañarme hacía la salida, asegurando que después nos veríamos fuera del museo. Pues no me podía ir sin saber aquello que ansiaba saber de el.
[/b]—Claro, está bien. Déjame te acompaño a la salida, yo luego te alcanzo allá —comentó, tomando él la iniciativa y moviendo su menudo cuerpo hasta el pasillo lateral derecho—. aunque juro por mi familia que no he visto ningún cartel con esa norma, ¿eh?... y soy un joven muy atento a los detalles, me escuece que se me haya pasado por alto algo tan importante.
Me hizo gracia sus palabras, juró que no vio nada de normas, y la verdad que yo tampoco. Pero ya había olvidado aquel incidente, pues no se podían cumplir unas normas que no estaban a la vista de los turistas. Mi culpa no era, desde luego. Ya podía venir quien quisiera a decirme lo contrario que yo, ya le diría un par de cosas bien dichas.
Me encogí de hombros y le respondí despreocupado, como era costumbre en mí. -No es necesario jurar tan a ligera por tan poca cosa amigo. Ellos se lo pierden, cuando sea un shinobi legendario, les daré mala fama por esta mala pasada, el karma me dará la razón.
Tomando dirección hacía la salida en compañía de Jin, este sin aviso se detuvo en el acto, fijándose en un acceso, en el acceso más apartado que había, a mi me pareció que aquello no formaba parte de la exposición, pero resultó que a Jin le picó la curiosidad hasta limites insospechados.
-¿Pasa algo?. Le pregunté al verlo tan ensimismado por aquello.
—Espera, espera —bajó la voz e hizo uso de sus sentidos para asegurarse de que el viejo cascarrabias no estuviera cerca—. echemos un ojo a ver que hay en ésta sección, y luego nos vamos. Total, cinco minutos más, cinco minutos menos... no creo que el señor pueda estar más enojado con la vida, ¿no crees?
-Bueno, el viejo gruñón como buen gruñón que es, estará enojado con la vida y con la humanidad durante toda su infeliz existencia. Y se encargará de compartir sus sentimientos con los demás, pero...que le den al viejo y si, veamos que se cuece por aquí. Respondí con enfado al tener que acordarme de aquel tipejo desagradable.
Mi clon por su parte, no parecía muy de acuerdo con la decisión que acababa de tomar, pero que diantres, era joven y era sin duda la edad de ser alguna que otra vez imprudente. Y antes de que pudiera darme cuenta, Jin se adentró sin pensarlo dos veces en aquel lugar, que para ser sinceros estaba bastante oscuro y diáfano.
Aquel lugar al ser tan amplio, se podía notar el frío de aquella instancia alejada de las demás. Las paredes y suelo de piedra rezumaban humedad y las voces de los turistas hace tiempo que dejó de oírse en la lejanía para pasar a escuchar el silbido del aire que se colaba por las gritas del viejo castillo.
-Yo creo que esto no pertenece a la exposición. Dije entre susurros, pues no quería ser descubierto por nadie. Simplemente quería evitar la bronca de algún guardia o lo que fueran.