10/12/2016, 22:36
~Estoy jodida. ~Fue el primer pensamiento que se le vino a la cabeza a la rubia al ver como el secretario se aliviaba ante tal afirmación de ella. Pero en el momento en que ya Noemi se había resignado y aceptado una misión de rango C, el empleado tomó un pergamino que no se parecía a todos los demás que tenía ahí a mano.
Al extenderlo y leerlo, el hombre del otro lado del mostrador mostró una alegría tan grande que casi asustaba a la rubia que no sabía si debía interpretar eso como algo bueno o malo, ya sea para él o para ella, con un poco de suerte se trataba de una misión sencilla… Solo faltaba la confirmación que luego de unos instantes llegaría de tal forma que la Senju suspiraría bastante aliviada.
—Menos mal. —Soltó agradeciendo a los dioses para luego mostrarse algo más alegre.
— La casa de la mujer está cerca, a dos calles si sales de aquí y andas hacia la derecha. — Explicó con tono animado. — La reconocerás enseguida, porque tiene una oveja en su jardín...
Explicaba el secretario al mismo tiempo en que la rubia extendía el pergamino que se le había entregado para confirmar algunos detalles menores. Aunque había un mínimo detalle que ciertamente le llamaba la atención y la hizo alzar ligeramente una ceja.
—¿Una oveja…? —Repetiría en voz baja para sí misma antes de volver a enrollar el pergamino y volver la vista al empleado. —Muchas gracias. —Finalizó con una cordial sonrisa antes de darse media vuelta.
Según le dijeron el lugar estaba cerca y reparar un vallado no podía ser complicado, lo único que le preocupaba era el asunto de la oveja principalmente porque le resultaba bastante extraño eso de tener un animal de esa clase como mascota.
Al extenderlo y leerlo, el hombre del otro lado del mostrador mostró una alegría tan grande que casi asustaba a la rubia que no sabía si debía interpretar eso como algo bueno o malo, ya sea para él o para ella, con un poco de suerte se trataba de una misión sencilla… Solo faltaba la confirmación que luego de unos instantes llegaría de tal forma que la Senju suspiraría bastante aliviada.
—Menos mal. —Soltó agradeciendo a los dioses para luego mostrarse algo más alegre.
— La casa de la mujer está cerca, a dos calles si sales de aquí y andas hacia la derecha. — Explicó con tono animado. — La reconocerás enseguida, porque tiene una oveja en su jardín...
Explicaba el secretario al mismo tiempo en que la rubia extendía el pergamino que se le había entregado para confirmar algunos detalles menores. Aunque había un mínimo detalle que ciertamente le llamaba la atención y la hizo alzar ligeramente una ceja.
—¿Una oveja…? —Repetiría en voz baja para sí misma antes de volver a enrollar el pergamino y volver la vista al empleado. —Muchas gracias. —Finalizó con una cordial sonrisa antes de darse media vuelta.
Según le dijeron el lugar estaba cerca y reparar un vallado no podía ser complicado, lo único que le preocupaba era el asunto de la oveja principalmente porque le resultaba bastante extraño eso de tener un animal de esa clase como mascota.