18/12/2016, 20:29
La situación en la que se encontraban no le agradaba para nada y para colmo todo se había dado por culpa de un par de guardias inútiles que no fueron capaces de hacer su trabajo por cuenta propia, de ahí que Ritsuko terminase aportando su granito de arena atrapando a un ladrón que prontamente terminaría escapando e internándose dentro de aquella casa del pecado en la que ahora la pelirroja y el albino con el que muy bien no había iniciado su relación, buscando justamente a este tercer individuo desconocido que en lugar de aprovechar la distracción de los guardias prefirió buscarse algún favor de índole sexual por parte de alguna meretriz. Curioso, ¿no? Escapar hubiese sido tan sencillo…
Al de piel morena llamado Kazuma lo había detenido una de las empleadas del local suponiendo que se trataba de un anciano, pues el rostro no lo llevaba completamente descubierto por lo que las dudas se daban teniendo en cuenta el blanco natural de sus cabellos. Fue ahí cuando la de Takigakure decidió abandonarle a su suerte para cumplir con el objetivo inicial de atrapar al ladrón, después de todo el disfraz que ella traía la estaba matando por el hedor y alguna que otra sustancia pegajosa que tenía pegada en el interior. ~¿Qué hicieron con esto…? ~Se preguntaba mientras caminaba sumamente nerviosa para confrontar al objetivo de una vez por todas.
Quedaban tal vez cuatro o cinco pasos para que la chica lograse su cometido cuando se armó un revuelo algo extraño, pues prácticamente todas las empleadas disponibles salieron corriendo hacia la entrada a recibir a ciertas personas que los dos shinobis allí presentes reconocerían fácilmente.
—¿En serio justo ahora…? —Susurró para sí misma en un instante en que se volteó a mirar.
En ese instante exacto en que la pelirroja desvió la mirada, el ladronzuelo efectuó su escape logrando escabullirse en una habitación escaleras arriba, hubiese sido sumamente sencillo para ella el atraparle antes de que subiese claro, pero el disfraz la tenía muy limitada e incluso el hedor empezaba a afectarla considerablemente sin mencionar los nervios de estar dentro de un local de ese tipo.
—Sabes bien que no deberías estar aquí, eres muy joven. —Le regañaba su propia madre a lo que Ritsuko simplemente respondía con gestos de su cabeza.
Para cuando la de Taki comenzaba a subir muy lentamente las escaleras como su disfraz lo permitía, el albino pasó justo a su lado metiéndole prisas a lo que respondió con un ligero gruñido de molestia pero en ningún momento cesó la muy aletargada marcha. Hasta que finalmente ambos se encontraban frente a dos habitaciones cerradas donde el de Uzushio miraba fijamente.
—No hagas nada raro… —Le dijo la nerviosa pelirroja al de piel morena justo antes de acercarse a una de las dos puertas solo para aplastar el oído en ella.
Lo único que quería era escuchar lo que pasaba allí dentro, si llegaba a escuchar alguna cosa sumamente extraña de parte de una pareja, ya podía descartar fácilmente esa opción pues el ladrón no se encontraría allí por obvias razones.
—No va a sentar muy bien que alguien interrumpa. —Comentó la madre de Ritsuko con un semblante algo decepcionado.
—Lo sé mujer… Lo sé… —Respondió apenas con un tono un tanto tembloroso, lo último que quería era escuchar que allí dentro solo había una pareja haciendo sus cosas.