Tatsuya poco a poco levantó la mirada, con unos ojos de cachorrito, parte curiosidad, parte incredulidad. Suspiró ante lo dicho por su compañero y con esfuerzo se puso en pie de nuevo.
—Eto, ¿a dónde se supone que iremos?— Alegó algo preocupado —No sé si exista algún lugar que pueda ser considerado seguro en estos momentos, además me preocupa saber que ocurrió con el tren. Vagar por el desierto sin dirección puede ser letal, debemos tener certeza de que camino seguir. Ya ha pasado un día, así que quizás alguien ya podría haber notado que algo pasó con el tren que no llegó a su destino— Miró de un lado a otro, tratando de divisar inútilmente a alguien o algo en el horizonte.
»Hablando de estar perdidos en medio de la nada, aún es temprano y no hay tanto calor. Es el momento adecuado para movernos, ya que después la temperatura se hará insoportable. Pero lo más importante... Agua, necesitaremos agua.
Los bandidos le habían quitado hasta la cantimplora que él llevaba, además que ya no contaba con su capa para intentar cubrirse del sol. Ni siquiera en el verano más intenso del País del Río había sentido un calor tan infernal como el del país del Viento, la falta de humedad era lo que marcaba la diferencia.
—Si tienes un plan para guiarnos, es buen momento para ponerlo en práctica— Dijo mientras se acomodaba el fleco del rostro.
—Eto, ¿a dónde se supone que iremos?— Alegó algo preocupado —No sé si exista algún lugar que pueda ser considerado seguro en estos momentos, además me preocupa saber que ocurrió con el tren. Vagar por el desierto sin dirección puede ser letal, debemos tener certeza de que camino seguir. Ya ha pasado un día, así que quizás alguien ya podría haber notado que algo pasó con el tren que no llegó a su destino— Miró de un lado a otro, tratando de divisar inútilmente a alguien o algo en el horizonte.
»Hablando de estar perdidos en medio de la nada, aún es temprano y no hay tanto calor. Es el momento adecuado para movernos, ya que después la temperatura se hará insoportable. Pero lo más importante... Agua, necesitaremos agua.
Los bandidos le habían quitado hasta la cantimplora que él llevaba, además que ya no contaba con su capa para intentar cubrirse del sol. Ni siquiera en el verano más intenso del País del Río había sentido un calor tan infernal como el del país del Viento, la falta de humedad era lo que marcaba la diferencia.
—Si tienes un plan para guiarnos, es buen momento para ponerlo en práctica— Dijo mientras se acomodaba el fleco del rostro.