22/12/2016, 22:57
~Que no esté ocupado… ~Se repetía una y otra vez la pelirroja esperando que la habitación o bien no esté ocupada por absolutamente nadie o bien que lo esté, pero con todos los internos concentrados en arremeter contra el intruso que vendría siendo el ladrón que aquellos dos shinobis estaban buscando hace un rato ya. Mientras que los guardias allí presentes aprovechaban la falta de trabajo haciendo alguna que otra cosilla que no deberían, claro.
Sin ningún tipo de aviso previo, la puerta que Ritsuko iba a examinar se abrió dándole un fuerte empujón que terminó por hacerla caer de culo al piso y el lamentable disfraz que traía sencillamente se ‘abrió’ por lo que la identidad de la joven pelirroja quedó completamente expuesta ante aquella fémina que a juzgar por su apariencia, podría ser tranquilamente la madre de ambos shinobis. Pero claro, decir algo como eso sería probablemente considerado como un insulto y lo que menos quería la kunoichi era conseguirse más problemas por lo que prefirió callarse, aunque en el caso de querer hablar tampoco podría porque seguía sumamente nerviosa y aquella presencia envuelta en cuero no ayudaba en lo más mínimo.
Pero antes de que el albino pudiera explicar nada, la rubia tomó la palabra y dejó en claro lo que pensaba de tenerles allí en el edificio, claro que ellos no estaban ahí por mero placer a diferencia de todo el resto de personas… De todas formas, lo importante era que al fin podrían salir de aquel lugar tan perturbador para la joven e inmadura mente de la pelirroja que ya no aguantaba la peste del atuendo que le habían echado encima.
Mientras ella se levantaba lentamente tras aquella peculiar escena, el de Uzushio se tomó la libertad de comprobar quién carajos era el tipo que estaba atado y amordazado, por suerte para ambos se trataba del ladrón imbécil, cosa que logró sacarle un suspiro de alivio a la chica.
—Bien… Salgamos por donde entramos, como nos vean los guardias terminaremos mal. —Soltó la de ojos rojos que se dispuso a tomar al amordazado por las piernas, no sin antes acomodar su disfraz para evitar que rasgos característicos suyos quedasen a la vista. —Venga, rápido… —Apremiaba con un tono algo alterado, la peste la estaba matando.
Sin ningún tipo de aviso previo, la puerta que Ritsuko iba a examinar se abrió dándole un fuerte empujón que terminó por hacerla caer de culo al piso y el lamentable disfraz que traía sencillamente se ‘abrió’ por lo que la identidad de la joven pelirroja quedó completamente expuesta ante aquella fémina que a juzgar por su apariencia, podría ser tranquilamente la madre de ambos shinobis. Pero claro, decir algo como eso sería probablemente considerado como un insulto y lo que menos quería la kunoichi era conseguirse más problemas por lo que prefirió callarse, aunque en el caso de querer hablar tampoco podría porque seguía sumamente nerviosa y aquella presencia envuelta en cuero no ayudaba en lo más mínimo.
Pero antes de que el albino pudiera explicar nada, la rubia tomó la palabra y dejó en claro lo que pensaba de tenerles allí en el edificio, claro que ellos no estaban ahí por mero placer a diferencia de todo el resto de personas… De todas formas, lo importante era que al fin podrían salir de aquel lugar tan perturbador para la joven e inmadura mente de la pelirroja que ya no aguantaba la peste del atuendo que le habían echado encima.
Mientras ella se levantaba lentamente tras aquella peculiar escena, el de Uzushio se tomó la libertad de comprobar quién carajos era el tipo que estaba atado y amordazado, por suerte para ambos se trataba del ladrón imbécil, cosa que logró sacarle un suspiro de alivio a la chica.
—Bien… Salgamos por donde entramos, como nos vean los guardias terminaremos mal. —Soltó la de ojos rojos que se dispuso a tomar al amordazado por las piernas, no sin antes acomodar su disfraz para evitar que rasgos característicos suyos quedasen a la vista. —Venga, rápido… —Apremiaba con un tono algo alterado, la peste la estaba matando.