23/12/2016, 00:16
—Nah, yo me arreglo. —Fueron las últimas palabras que dedicó Ritsuko al empleado de la cerrajería.
¿Por qué visitaba una cerrajería? Pues porque todas las jodidas puertas de su casa estaban destrozadas, todas y cada una de ellas al estar tan descuidadas terminaron por romperse, oxidarse o las tablas de algunas se llegaron a pudrir, la peor era sin dudas la puerta de entrada que estaba un poco rota… Lo suficiente para que la pelirroja pueda meterse a gatas sin problemas pero venga, nada del otro mundo.
También habría que mencionar que las paredes tampoco estaban muy bien, seguramente por causa de la bendita forja que algún genio decidió dejarla en lo que vendría siendo el cuarto central de aquella pequeña casa, para colmo no habían muchas ventanas por lo que ponerla en funcionamiento suponía un gran riesgo para los que estuviesen allí dentro, después de todo la ventilación era pésima pero ese tipo de arreglos requerían bastante más dinero del que la chica tenía ahorrado así que de momento se conformaría con reparar todas las puertas y marcos, lo mismo con las ventanas y otro día seguramente se ocuparía del bendito agujero en el techo, después de todo era bastante molesto despertar porque la lluvia le caía encima o… Los casos de granizo, esos eran fatales, además que de no ser por las puertas rotas y alguno que otro agujero en las paredes se inundaría la casa.
~Si hago una puerta por día me tomaría unos… ~Pensaba mientras caminaba arrastrando algunas tablas y en una mano llevaba una bolsa algo abultada donde tenía las cerraduras nuevas y alguna que otra herramienta como un martillo que se vio obligada a comprar a causa del pésimo estado en el que se encontraban las que alguna vez utilizó su padre.
—Tres días, a no ser que quieras arreglar la puerta de las habitaciones. —Respondería la sonriente madre de la pelirroja que la seguía con un tablón también, obviamente ficticio si esa mujer llevaba muerta un buen par de años.
—Nah, pongo una cortinita y que le den. —Respondería justo antes de bostezar notoriamente.
Eran apenas las ocho de la mañana y la de ojos rojos no acostumbraba a estar despierta por esas horas, pero el frío de aquella casa era insoportable en estas épocas así que tuvo que levantarse obligadamente, lo peor es que aunque arreglase las puertas y el techo, todavía tenía que ver como diantres reparar la calefacción que se la había cargado un día por mero accidente.
Pero que va, lo importante para ella en ese instante era justamente lo de la puerta de entrada, era bastante molesto pero bueno, tenía que ponerse a trabajar así que se tomó la libertad de sacar la única mesa de su casa justamente para trabajar a gusto porque… Dentro de la casa no tenía espacio y no iba a estarse gastando la electricidad cuando podía trabajar perfectamente fuera, con el mismo frío que tendría dentro pero por lo menos con mejor iluminación.
—¿Le harás detallitos monos? —Preguntó su madre bastante ilusionada al ver a su hija acomodando una tabla bastante grande y rectangular que seguramente terminaría siendo la puerta.
—No, que de gracias que la barnizaré. —Respondería la joven kunoichi que curiosamente no traía ninguna de sus herramientas y armas.
Simplemente iba vestida con la ropa que habitualmente utiliza para escudarse del frío, unos guantes y una bufanda, la gabardina por el diseño terminaría siendo un estorbo igual que todas las armas que tenía incluyendo la bandana, además que estaba dentro de la maldita villa, no tenía por qué haber problemas con eso.
¿Por qué visitaba una cerrajería? Pues porque todas las jodidas puertas de su casa estaban destrozadas, todas y cada una de ellas al estar tan descuidadas terminaron por romperse, oxidarse o las tablas de algunas se llegaron a pudrir, la peor era sin dudas la puerta de entrada que estaba un poco rota… Lo suficiente para que la pelirroja pueda meterse a gatas sin problemas pero venga, nada del otro mundo.
También habría que mencionar que las paredes tampoco estaban muy bien, seguramente por causa de la bendita forja que algún genio decidió dejarla en lo que vendría siendo el cuarto central de aquella pequeña casa, para colmo no habían muchas ventanas por lo que ponerla en funcionamiento suponía un gran riesgo para los que estuviesen allí dentro, después de todo la ventilación era pésima pero ese tipo de arreglos requerían bastante más dinero del que la chica tenía ahorrado así que de momento se conformaría con reparar todas las puertas y marcos, lo mismo con las ventanas y otro día seguramente se ocuparía del bendito agujero en el techo, después de todo era bastante molesto despertar porque la lluvia le caía encima o… Los casos de granizo, esos eran fatales, además que de no ser por las puertas rotas y alguno que otro agujero en las paredes se inundaría la casa.
~Si hago una puerta por día me tomaría unos… ~Pensaba mientras caminaba arrastrando algunas tablas y en una mano llevaba una bolsa algo abultada donde tenía las cerraduras nuevas y alguna que otra herramienta como un martillo que se vio obligada a comprar a causa del pésimo estado en el que se encontraban las que alguna vez utilizó su padre.
—Tres días, a no ser que quieras arreglar la puerta de las habitaciones. —Respondería la sonriente madre de la pelirroja que la seguía con un tablón también, obviamente ficticio si esa mujer llevaba muerta un buen par de años.
—Nah, pongo una cortinita y que le den. —Respondería justo antes de bostezar notoriamente.
Eran apenas las ocho de la mañana y la de ojos rojos no acostumbraba a estar despierta por esas horas, pero el frío de aquella casa era insoportable en estas épocas así que tuvo que levantarse obligadamente, lo peor es que aunque arreglase las puertas y el techo, todavía tenía que ver como diantres reparar la calefacción que se la había cargado un día por mero accidente.
Pero que va, lo importante para ella en ese instante era justamente lo de la puerta de entrada, era bastante molesto pero bueno, tenía que ponerse a trabajar así que se tomó la libertad de sacar la única mesa de su casa justamente para trabajar a gusto porque… Dentro de la casa no tenía espacio y no iba a estarse gastando la electricidad cuando podía trabajar perfectamente fuera, con el mismo frío que tendría dentro pero por lo menos con mejor iluminación.
—¿Le harás detallitos monos? —Preguntó su madre bastante ilusionada al ver a su hija acomodando una tabla bastante grande y rectangular que seguramente terminaría siendo la puerta.
—No, que de gracias que la barnizaré. —Respondería la joven kunoichi que curiosamente no traía ninguna de sus herramientas y armas.
Simplemente iba vestida con la ropa que habitualmente utiliza para escudarse del frío, unos guantes y una bufanda, la gabardina por el diseño terminaría siendo un estorbo igual que todas las armas que tenía incluyendo la bandana, además que estaba dentro de la maldita villa, no tenía por qué haber problemas con eso.