24/12/2016, 20:46
Juro se mantuvo en silencio, expectante a las palabras del chico.
- Mmm, veamos. Se encuentra en el País del Remolino, debe ser una ciudad importante que se dedica al comercio de armas. Digamos que tengo asuntos con una compañía de ese lugar y poco tiempo para solucionarlo. -
– Ya veo... – La verdad es que no entendía muy bien lo que le estaban diciendo, pero el chico no parecía con ganas de repetirlo, así que solo asintió.
Juro frunció el ceño ligeramente. ¿Debe ser? A alguien no le habían informado demasiado bien si es que dudaba de hasta eso. Iba a ser difícil encontrarla.
"Me pregunto que tendrá que hacer con tanta urgencia"
- No puedo esperar al siguiente tren, así que supongo que tendré que ir caminando.Te agradezco mucho tu ayuda, al menos ahora sé donde estoy.
– ¿Vas a lanzarte así, sin más? – preguntó Juro, viéndole alejarse –. ¿Sin una sola indicación?
Pero sus palabras no iban a detenerle. Parecía más que encabezonado con ir hacia esa dirección. Sintió una sensación extraña, una mezcla de ansiedad, preocupación, y ligera indiferencia. ¿Que hacía? ¿Le dejaba ir así, sin más, aunque probablemente no le fuera a dar tiempo?
"Tú no vas a ser capaz de ayudarle. Mejor déjale irse" – reflexionó, volviéndose hacia la estatua.
Durante unos segundos, observó a la estatua. La iluminación le vino justamente después de ver su mirada.
Sonrió ligeramente, al darse cuenta de lo idiota que estaba siendo. Un trozo de piedra no le iba a infundir valor. Solo sus actos lo iban a hacer. Y pensar que después de tantas horas en meditación, la presencia de ese chico había sido lo que le había ayudado a verlo.
Salió corriendo detrás del chico. Afortunadamente, aun no había internado en el bosque.
– ¡Espera! – exclamó, sin perder velocidad. Una vez cercano a él, se serenó –. Si vas por este camino, te acompaño. Puede que no sea mucho de ayuda en cuanto a orientación, pero es mi país después de todo, seguro que te puedo ayudar en algo. No te retrasare, lo prometo.
Sonrió, ligeramente, con algo de autosuficiencia. Solo esperó que no estuviese cometiendo una gran estupidez.
- Mmm, veamos. Se encuentra en el País del Remolino, debe ser una ciudad importante que se dedica al comercio de armas. Digamos que tengo asuntos con una compañía de ese lugar y poco tiempo para solucionarlo. -
– Ya veo... – La verdad es que no entendía muy bien lo que le estaban diciendo, pero el chico no parecía con ganas de repetirlo, así que solo asintió.
Juro frunció el ceño ligeramente. ¿Debe ser? A alguien no le habían informado demasiado bien si es que dudaba de hasta eso. Iba a ser difícil encontrarla.
"Me pregunto que tendrá que hacer con tanta urgencia"
- No puedo esperar al siguiente tren, así que supongo que tendré que ir caminando.Te agradezco mucho tu ayuda, al menos ahora sé donde estoy.
– ¿Vas a lanzarte así, sin más? – preguntó Juro, viéndole alejarse –. ¿Sin una sola indicación?
Pero sus palabras no iban a detenerle. Parecía más que encabezonado con ir hacia esa dirección. Sintió una sensación extraña, una mezcla de ansiedad, preocupación, y ligera indiferencia. ¿Que hacía? ¿Le dejaba ir así, sin más, aunque probablemente no le fuera a dar tiempo?
"Tú no vas a ser capaz de ayudarle. Mejor déjale irse" – reflexionó, volviéndose hacia la estatua.
Durante unos segundos, observó a la estatua. La iluminación le vino justamente después de ver su mirada.
Sonrió ligeramente, al darse cuenta de lo idiota que estaba siendo. Un trozo de piedra no le iba a infundir valor. Solo sus actos lo iban a hacer. Y pensar que después de tantas horas en meditación, la presencia de ese chico había sido lo que le había ayudado a verlo.
Salió corriendo detrás del chico. Afortunadamente, aun no había internado en el bosque.
– ¡Espera! – exclamó, sin perder velocidad. Una vez cercano a él, se serenó –. Si vas por este camino, te acompaño. Puede que no sea mucho de ayuda en cuanto a orientación, pero es mi país después de todo, seguro que te puedo ayudar en algo. No te retrasare, lo prometo.
Sonrió, ligeramente, con algo de autosuficiencia. Solo esperó que no estuviese cometiendo una gran estupidez.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60