26/12/2016, 01:04
No tenía por qué pasarse todos los días de su vida entrenando ni patrullando en calidad de kunoichi, de vez en cuando con autorización y demás debería de poder darse el lujo de tomarse un par de días libres aunque técnicamente ella era la menos indicada para hacerlo siendo que estuvo prácticamente años sin hacer nada de su vida, pero bien que tener shinobis estresados por la falta de vacaciones era algo que ninguna aldea podía permitirse…
En cualquier caso, Noemi sentía la necesidad de hacer un par de cosillas dentro de la propia aldea, principalmente dar una solución contundente a algunas situaciones en las que ha estado involucrada o mismo problemas personales. ~A Datsue lo dejaré al último. ~Se planteó mientras se alistaba para salir de casa, vestía su conjunto habitual azul pero sin el chaleco de cuero ni las armas, aunque sí la gabardina.
Había que reconocer que la rubia tenía una lista un tanto larga de personas a las que hacer visita, en mayoría habían sido compañeros suyos en la academia pero con algunos simplemente había tenido un mal inicio de relación, como justamente la primera en la lista, la que mayor prioridad tenía justamente por ser un sinsentido tremendo, o mejor dicho, dejarse llevar totalmente por comentarios de terceros y no por opiniones personales.
~Espero que no haya salido de la aldea. ~Pensaba la Senju mientras se encaminaba en dirección a la residencia Kazama. ¿Por qué? Porque con esa pelirroja se llevó mal desde el primer momento y ni siquiera le conoce el nombre, seguramente haya sido por culpa de todas esas historias que circulan en la aldea en relación a ella y su familia, inclusive ese perturbador asunto de la calavera de su madre. ~Que va, son solo rumores… ¿Verdad? ~Se decía a sí misma sin parar la marcha.
Obviamente a pesar de no conocer realmente a esa kunoichi, Noemi sabía perfectamente como ubicarla ya que entre historias y cuentos también mencionaban la ubicación de la casa por lo que no tardó demasiado en dar con la ubicación y para su suerte allí estaba la chica, moviendo algunos tablones vaya uno a saber para qué.
Sin más, la rubia se acercó a la Kazama pero se detuvo a buena distancia para evitar cualquier malentendido.
—Hey, ¿tienes un momento? —Soltaría con un tono que intentaba no ser tan seco como lo fue. —Y… Buenos días por cierto. —Agregaría desviando la mirada hacia la casa que no se veía en muy buenas condiciones.
En cualquier caso, Noemi sentía la necesidad de hacer un par de cosillas dentro de la propia aldea, principalmente dar una solución contundente a algunas situaciones en las que ha estado involucrada o mismo problemas personales. ~A Datsue lo dejaré al último. ~Se planteó mientras se alistaba para salir de casa, vestía su conjunto habitual azul pero sin el chaleco de cuero ni las armas, aunque sí la gabardina.
Había que reconocer que la rubia tenía una lista un tanto larga de personas a las que hacer visita, en mayoría habían sido compañeros suyos en la academia pero con algunos simplemente había tenido un mal inicio de relación, como justamente la primera en la lista, la que mayor prioridad tenía justamente por ser un sinsentido tremendo, o mejor dicho, dejarse llevar totalmente por comentarios de terceros y no por opiniones personales.
~Espero que no haya salido de la aldea. ~Pensaba la Senju mientras se encaminaba en dirección a la residencia Kazama. ¿Por qué? Porque con esa pelirroja se llevó mal desde el primer momento y ni siquiera le conoce el nombre, seguramente haya sido por culpa de todas esas historias que circulan en la aldea en relación a ella y su familia, inclusive ese perturbador asunto de la calavera de su madre. ~Que va, son solo rumores… ¿Verdad? ~Se decía a sí misma sin parar la marcha.
Obviamente a pesar de no conocer realmente a esa kunoichi, Noemi sabía perfectamente como ubicarla ya que entre historias y cuentos también mencionaban la ubicación de la casa por lo que no tardó demasiado en dar con la ubicación y para su suerte allí estaba la chica, moviendo algunos tablones vaya uno a saber para qué.
Sin más, la rubia se acercó a la Kazama pero se detuvo a buena distancia para evitar cualquier malentendido.
—Hey, ¿tienes un momento? —Soltaría con un tono que intentaba no ser tan seco como lo fue. —Y… Buenos días por cierto. —Agregaría desviando la mirada hacia la casa que no se veía en muy buenas condiciones.