26/12/2016, 19:14
Ella estaba más que lista para arrastrar a ese ladronzuelo por el pasillo hasta la puerta por la que habían ingresado en un primer lugar pero al final de cuentas que el de Uzushio el que se negó dando a entender que las cosas iban a ser más difíciles de lo que parecían y hasta cierto punto era verdad, tenían que sacar al hombre de alguna manera que no pareciera tan sospechosa y pasar cerca por cualquiera de los guardias era sumamente peligroso.
—Bueno eh, lo noqueamos y nos lo cargamos encima como a un ebrio. —Diría la kunoichi rápidamente, básicamente para salir lo antes posible del lugar.
Pero claro, si alguno los paraba y preguntaba quedaría en claro que serían interrogados o mínimamente despojados de sus disfraces, fue justo en ese momento en que la pelirroja recordó un detalle de importancia que no debería de haber sido tanto problema considerando que ambos eran shinobis.
—¿Conoces la técnica de transformación…? Podríamos usarla dentro de alguna habitación vacía o algo así para que no nos identifiquen. —Agregó la kunoichi dejando al ladrón tirado en el piso y desviando su atención al piso inferior por donde todos se movían de aquí para allá.
Aquella era literalmente la única idea que se le venía a la mente a la pelirroja que no podía evitar sentirse incómoda por el lugar en el que se encontraban e incluso por culpa del maldito disfraz que tenía encima.
—Bueno eh, lo noqueamos y nos lo cargamos encima como a un ebrio. —Diría la kunoichi rápidamente, básicamente para salir lo antes posible del lugar.
Pero claro, si alguno los paraba y preguntaba quedaría en claro que serían interrogados o mínimamente despojados de sus disfraces, fue justo en ese momento en que la pelirroja recordó un detalle de importancia que no debería de haber sido tanto problema considerando que ambos eran shinobis.
—¿Conoces la técnica de transformación…? Podríamos usarla dentro de alguna habitación vacía o algo así para que no nos identifiquen. —Agregó la kunoichi dejando al ladrón tirado en el piso y desviando su atención al piso inferior por donde todos se movían de aquí para allá.
Aquella era literalmente la única idea que se le venía a la mente a la pelirroja que no podía evitar sentirse incómoda por el lugar en el que se encontraban e incluso por culpa del maldito disfraz que tenía encima.