26/12/2016, 20:07
—Qué se yo, con suerte la puedo dejar puesta ya hoy. —Decía a su propia madre.
Mientras tanto, con un cincel y un martillo se las estaba arreglando para extraer delgados trozos de madera de uno de los bordes de la madera, ahí era donde ubicaría las bisagras aunque primero tendría que tomarse las molestias de hacer una mínima perforación en la madera para que los tornillos pudieran pasar.
Lo malo del asunto era que por mucho que la pelirroja se concentrase en su tarea, una voz femenina la interrumpiría de una forma de todo menos amigable que la haría fruncir rápidamente el ceño al momento de voltearse a mirar a dicha persona. ~¿Ni en casa estoy libre de molestias? ~Se preguntó a sí misma mientras dejaba sobre la madera tanto el cincel como el martillo para atender a su inesperada visita.
—Depende de para qué… ¿Viniste a molestar? —Respondió a desgano la pelirroja.
Lo que menos quería era que la molestaran ahora mismo cuando por fin, luego de más de dos años se había dignado a comenzar los arreglos de su casa, arreglos que le tomarían más o menos una semana si es que se dedicaba tiempo completo a ello aunque la primera puerta seguramente sería la más difícil de todas por la falta de experiencia, por poner un ejemplo no tenía ni idea de cómo haría el agujero para meter las cerraduras.
—Si viniste a molestar o hablar de ti misma prefiero que te vayas. —Agregó tajante desviando por un instante la mirada a un felino que solo le llamó la atención por estar en pleno movimiento, luego volvió la mirada a la rubia.
Mientras tanto, con un cincel y un martillo se las estaba arreglando para extraer delgados trozos de madera de uno de los bordes de la madera, ahí era donde ubicaría las bisagras aunque primero tendría que tomarse las molestias de hacer una mínima perforación en la madera para que los tornillos pudieran pasar.
Lo malo del asunto era que por mucho que la pelirroja se concentrase en su tarea, una voz femenina la interrumpiría de una forma de todo menos amigable que la haría fruncir rápidamente el ceño al momento de voltearse a mirar a dicha persona. ~¿Ni en casa estoy libre de molestias? ~Se preguntó a sí misma mientras dejaba sobre la madera tanto el cincel como el martillo para atender a su inesperada visita.
—Depende de para qué… ¿Viniste a molestar? —Respondió a desgano la pelirroja.
Lo que menos quería era que la molestaran ahora mismo cuando por fin, luego de más de dos años se había dignado a comenzar los arreglos de su casa, arreglos que le tomarían más o menos una semana si es que se dedicaba tiempo completo a ello aunque la primera puerta seguramente sería la más difícil de todas por la falta de experiencia, por poner un ejemplo no tenía ni idea de cómo haría el agujero para meter las cerraduras.
—Si viniste a molestar o hablar de ti misma prefiero que te vayas. —Agregó tajante desviando por un instante la mirada a un felino que solo le llamó la atención por estar en pleno movimiento, luego volvió la mirada a la rubia.