27/12/2016, 06:07
Mientras se acercaba tuvo la leve sensación de que la pelirroja había estado hablando con alguien pero no logró vislumbrar ninguna silueta cercana, ni de personas ni animales, pero no había llegado hasta allí simplemente para darse el lujo de juzgarla una vez más sin siquiera saber por lo menos su nombre, el apellido no cuenta.
Lo malo era que a diferencia de la Senju, la de ojos rojos se mostraba algo reacia a intentar siquiera solucionar los problemas latentes entre ambas, pero de todas formas Noemi en un intento por enmendar su error con respecto al tono utilizado intentó esbozar una sonrisa no muy exagerada.
—Claro que no, venía para ver si podíamos dar solución a nuestros problemas de buena manera. —Fue su respuesta a las interrogantes formuladas por la contraria. —Creo que empezamos con mal pie y solo por todo lo que se cuenta por ahí, ¿me equivoco? —Agregó sin más inclinándose ligeramente hacia un lado para ver el tablón que yacía sobre la mesa.
~¿Será algún pasatiempo…? ~Pensó por un instante hasta que alcanzó a ver la puerta principal de la que hasta donde sabía, era la casa de Ritsuko, en un estado más que lamentable que le puso la piel de gallina a la rubia. ~¿Cuánto tiempo lleva viviendo en esas condiciones? ~Se preguntó algo pálida de imaginarse a sí misma en la misma situación.
—Creo que ni siquiera nos hemos llegado a presentar, me llamo Noemi, ¿y tú?
A diferencia de la pelirroja, la Senju ignoraba la presencia de un gato negro por allí cerca, ni siquiera llegó a darle mayor importancia a esa milésima de segundo en que su interlocutora desvió la atención de ella, pues había continuado sin problemas la conversación.
Lo malo era que a diferencia de la Senju, la de ojos rojos se mostraba algo reacia a intentar siquiera solucionar los problemas latentes entre ambas, pero de todas formas Noemi en un intento por enmendar su error con respecto al tono utilizado intentó esbozar una sonrisa no muy exagerada.
—Claro que no, venía para ver si podíamos dar solución a nuestros problemas de buena manera. —Fue su respuesta a las interrogantes formuladas por la contraria. —Creo que empezamos con mal pie y solo por todo lo que se cuenta por ahí, ¿me equivoco? —Agregó sin más inclinándose ligeramente hacia un lado para ver el tablón que yacía sobre la mesa.
~¿Será algún pasatiempo…? ~Pensó por un instante hasta que alcanzó a ver la puerta principal de la que hasta donde sabía, era la casa de Ritsuko, en un estado más que lamentable que le puso la piel de gallina a la rubia. ~¿Cuánto tiempo lleva viviendo en esas condiciones? ~Se preguntó algo pálida de imaginarse a sí misma en la misma situación.
—Creo que ni siquiera nos hemos llegado a presentar, me llamo Noemi, ¿y tú?
A diferencia de la pelirroja, la Senju ignoraba la presencia de un gato negro por allí cerca, ni siquiera llegó a darle mayor importancia a esa milésima de segundo en que su interlocutora desvió la atención de ella, pues había continuado sin problemas la conversación.