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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Oeh, encontré un quinqué, si conseguimos algo con que prenderlo podemos alumbrarnos— Aseveró.

¿Qué es un “quinque”? —preguntó mientras alzaba la vista—. Ya, es una especie de lámpara. —Al menos, parecía una lámpara, la oscuridad no le permitía definir del todo la figura y se sentía muy cansado como levantarse e ir a echar un vistazo.

El joven Uzushio se volvió a reclinar, mientras que pensaba en lo que tendrían que hacer: Si el aceite de aquella lámpara aún era usable, representaría un gran golpe de suerte. Lo cierto es que no le preocupaba mucho la luz que podrían necesitar, sino la temperatura; en alguna parte, había escuchado que durante el día el desierto era un horno abrasador, pero que durante las horas nocturnas el frío y la hipotermia eran peligros reales. «Entonces lo que necesitaremos es un poco de fuego para poder pasar la noche.» Aquello y la necesidad de agua eran sus mayores preocupaciones en aquel momento.

Kazuma-san… Bah, no es nada —aseguro su compañero, luego de interrumpirse.

«Aun debe de estar preocupado… Lo mejor sería no decirle que tendremos que pasar la noche aquí», pensó, consciente de que tendrían que esperar hasta que el clima se normalizara.

Para cuando la luz del sol recuperó su verdadera intensidad, habían pasado un par de horas. El joven espadachín noto como el viento cesaba y como las paredes dejaban de chillar por el golpear de la arena. Ahora, la claridad se colaba a través de las grietas como hacía minutos lo había hecho el polvillo. Se levantó para descubrir que estaba parcialmente cubierto de arena, además de entumido. Se sacudió ropa y cabello, temiendo lo que hubiese pasado si la tormenta los hubiese atrapado en la intemperie.

Ya pasó la tempestad, Tatsuya —aseguro mientras destrababa la puerta y la hacía a un lado. La intensidad de la luz que entraba resultaba un tanto cegadora luego de tantas horas a oscuras—. Es buen momento para explorar el pueblo y ver que podemos conseguir. ¡Vamos!
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RE: Erase una vez en el País del Viento - por Hanamura Kazuma - 28/12/2016, 20:13


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