7/01/2017, 04:42
La chica se vio sumida en puro fuego, tanto que jamás en vida recordaba estar en éste punto de control de las llamas. Sin embargo, puede que fuese por el haber dejado circular sus sentimientos así como su chakra en la realización de la técnica. Hacía no demasiado que había aprendido a usarla, y no había día que descubriese algo nuevo de esa potente y exclusiva habilidad. Casi podía sentir el fuego como parte de su cuerpo, era un solo ente, ella y las llamas.
A su frente, un idiota engreído que pensaba que podía hacer frente a dos shinobis. Sin duda, por muy fuerte que fuese, no se puede hacer frente a dos personas cuyo entrenamiento aborda al arte del asesinato. Por no hablar de que se entrenaban para estar pensando en estrategias a la vez que combatían, y eran adiestrados para buscar cualquier punto flaco y exprimirlo hasta alcanzar la victoria... no se trataba de un enfrentamiento con cualquier otro mendigo o ratero, se había metido con enemigos demasiado peligrosos. Aunque quizás saco algo las cosas de contexto, pues al menos por parte de la kunoichi no había un solo cadáver como resultado de alguna trifulca. Aunque bien deseaba cambiar esa cifra, su padrastro bien lo merecía.
El gigante de roca se jactó de su presa, y hasta la usó de escudo humano frente a la carrera de la peliblanca. Se burló una vez mas, y ésta sin duda fue la última. Tras él, una elaborada técnica había resultado en otra, y como resultado final había un arquero a sus espaldas. El agraciado final para su grotesca sonrisa se vio precipitado, una flecha le atravesó la piel con singular facilidad, y éste terminó por soltar al chico.
Un quejido mucho mas burlesco que el de la chica surgió de su boca.
La flecha desapareció, y la hemorragia se hizo claramente visible. El color carmín comenzó a brotar de su hombro, pero ahí no había acabado la cosa. Fugaz y contundente, la chica se abalanzó sin pensarlo sobre éste, y le asestó un total de tres golpes. Un puñetazo y dos patadas, un combo que terminó de desestabilizarlo y hacerle morder el polvo.
—Tsk! —Masculló con ira. —Cuanto mas grande, mas ruido hacen al caer...
Pero no, ahí no había acabado todo, no señor. La chica aún sentía el corazón latir en su rostro, casi lo sentí inflamar segundo a segundo. Cargada de ira, y aún envuelta en la tempestad de fuego, alzó la rodilla hasta casi tocar su propio pecho. Con toda su ira en el golpe, arrojó la pierna directa y sin contemplaciones hasta los genitales del derribado. No contenta con el súbito golpe mortal, retorció de un lado a otro el pie, abrasando por completo el miembro y a los dos amigos.
—Ésto por golpear a una chica en la cara! gilipollas!
Dejó caer un suspiro, quitó del sitio el pie, y al fin respiró algo mas relajada. Poco a poco, las llamas que cubrían su cuerpo desaparecieron como una brisa de verano. Retrocedió un par de pasos, y quedó expectante ante la posibilidad de una nueva reprimenda por parte de esa mole... nunca se debía dar la espalda a un rival, estaba escrito en la primera página del manual genin.
—Buena técnica... bien hecho. —Alcanzó a halagar a su improvisado compañero de equipo.
A su frente, un idiota engreído que pensaba que podía hacer frente a dos shinobis. Sin duda, por muy fuerte que fuese, no se puede hacer frente a dos personas cuyo entrenamiento aborda al arte del asesinato. Por no hablar de que se entrenaban para estar pensando en estrategias a la vez que combatían, y eran adiestrados para buscar cualquier punto flaco y exprimirlo hasta alcanzar la victoria... no se trataba de un enfrentamiento con cualquier otro mendigo o ratero, se había metido con enemigos demasiado peligrosos. Aunque quizás saco algo las cosas de contexto, pues al menos por parte de la kunoichi no había un solo cadáver como resultado de alguna trifulca. Aunque bien deseaba cambiar esa cifra, su padrastro bien lo merecía.
El gigante de roca se jactó de su presa, y hasta la usó de escudo humano frente a la carrera de la peliblanca. Se burló una vez mas, y ésta sin duda fue la última. Tras él, una elaborada técnica había resultado en otra, y como resultado final había un arquero a sus espaldas. El agraciado final para su grotesca sonrisa se vio precipitado, una flecha le atravesó la piel con singular facilidad, y éste terminó por soltar al chico.
Un quejido mucho mas burlesco que el de la chica surgió de su boca.
La flecha desapareció, y la hemorragia se hizo claramente visible. El color carmín comenzó a brotar de su hombro, pero ahí no había acabado la cosa. Fugaz y contundente, la chica se abalanzó sin pensarlo sobre éste, y le asestó un total de tres golpes. Un puñetazo y dos patadas, un combo que terminó de desestabilizarlo y hacerle morder el polvo.
—Tsk! —Masculló con ira. —Cuanto mas grande, mas ruido hacen al caer...
Pero no, ahí no había acabado todo, no señor. La chica aún sentía el corazón latir en su rostro, casi lo sentí inflamar segundo a segundo. Cargada de ira, y aún envuelta en la tempestad de fuego, alzó la rodilla hasta casi tocar su propio pecho. Con toda su ira en el golpe, arrojó la pierna directa y sin contemplaciones hasta los genitales del derribado. No contenta con el súbito golpe mortal, retorció de un lado a otro el pie, abrasando por completo el miembro y a los dos amigos.
—Ésto por golpear a una chica en la cara! gilipollas!
Dejó caer un suspiro, quitó del sitio el pie, y al fin respiró algo mas relajada. Poco a poco, las llamas que cubrían su cuerpo desaparecieron como una brisa de verano. Retrocedió un par de pasos, y quedó expectante ante la posibilidad de una nueva reprimenda por parte de esa mole... nunca se debía dar la espalda a un rival, estaba escrito en la primera página del manual genin.
—Buena técnica... bien hecho. —Alcanzó a halagar a su improvisado compañero de equipo.