14/01/2017, 20:05
Con la llegada de la primavera, el Jardín de los Cerezos empezaba a recuperar los colores y belleza perdidos por el paso del frío invierno. Los cerezos estaban distribuidos en largas columnas, formando pasillos paralelos entre ellos y moldeando con sus altas ramas —algunas ya con la flor abierta— una especie de bóveda celeste de distintos matices rosados, entremezclados con tonos dorados provenientes de la luz del sol, que se colaba por los huecos.
Era mediodía, y a aquellas horas muchas familias se encontraban en pleno picnic, intercambiándose palabras y sonrisas. El segundo tipo de invitados estaba conformado por parejas, cada una bajo un árbol aquí y allá, intercambiando también sonrisas y otro tipo de cosas más… íntimas.
Finalmente se encontraba Haskoz. Solo, sin manta sobre la que acomodarse ni comida con la que llenar el estómago. Alejado de la multitud y de miradas indiscretas, estaba sentado sobre el suelo y con la espalda apoyada en el tronco de un cerezo. Tenía los ojos cerrados, aparentemente dormido, y una flor de cerezo había caído sobre su cabellera blanca. Se le podía ver con sus habituales ropajes: una sudadera con cremallera y totalmente abierta, gris, sobre una camisa de tiras blanca. El pantalón era de tipo chándal, de un azul oscuro, y sobre su diestra reposaba un kunai. En la izquierda, su bandana, que por algún motivo había desanudado del cuello.
Todo parecía indicar que estaba disfrutando de la soledad y de un día tranquilo. Pero, con Uchiha Haskoz, las cosas no siempre eran las que aparentaban...
Era mediodía, y a aquellas horas muchas familias se encontraban en pleno picnic, intercambiándose palabras y sonrisas. El segundo tipo de invitados estaba conformado por parejas, cada una bajo un árbol aquí y allá, intercambiando también sonrisas y otro tipo de cosas más… íntimas.
Finalmente se encontraba Haskoz. Solo, sin manta sobre la que acomodarse ni comida con la que llenar el estómago. Alejado de la multitud y de miradas indiscretas, estaba sentado sobre el suelo y con la espalda apoyada en el tronco de un cerezo. Tenía los ojos cerrados, aparentemente dormido, y una flor de cerezo había caído sobre su cabellera blanca. Se le podía ver con sus habituales ropajes: una sudadera con cremallera y totalmente abierta, gris, sobre una camisa de tiras blanca. El pantalón era de tipo chándal, de un azul oscuro, y sobre su diestra reposaba un kunai. En la izquierda, su bandana, que por algún motivo había desanudado del cuello.
Todo parecía indicar que estaba disfrutando de la soledad y de un día tranquilo. Pero, con Uchiha Haskoz, las cosas no siempre eran las que aparentaban...
AO: 1
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado