16/01/2017, 03:50
Se lo podría haber cargado allí mismo, pero también era cierto que el peliblanco de haberlo deseado podría haber hecho lo mismo en el instante en que la embistió, pero qué más daba, el gustito de la victoria no se le negaba a nadie y menos a una Sakamoto que lucharía hasta el último momento para lograr lo imposible de ser necesario. Como en este caso, dar vuelta el tablero con un simple beso, o bueno, dos y algo subidos de tono para lo que un par de adolescentes deberían de conocer.
Pero las palabras del chico la hicieron fruncir claramente el ceño.
—. Salvo la parte en la que todo era un truco para ganar, claro. Esa parte me ha dejado un regusto amargo en la boca, no te lo voy a negar
Se quedó un momento en silencio, mirándole fijamente como si esperase a que agregase algo más pero tampoco se movió ni un milímetro así que tampoco tenía la chance de moverse. «¿En serio? »Pensó por un instante antes de suspirar pesadamente y volver a inclinarse hacia adelante y plantarle un nuevo beso, bastante más corto que los otros dos, sí, pero transmitía la misma calidez de siempre.
—¿Quién dice que solo fue eso? —Soltaría coqueta a una distancia casi despreciable para asegurarse de que sentiría todo su aliento en la cara. —Así que lo amargo te lo has impuesto solito. —Agregaría a secas antes de levantarse al fin aprovechando la katana como un soporte para ello.
Tras levantarse y liberar al Uchiha, la kunoichi tomó la katana y la guardó en su correspondiente vaina para luego tenderle una mano al chico por si quería ayuda para levantarse.
—¿Quieres ir a dar una vuelta o hacer algo? —Preguntó con una afable sonrisa dibujada mientras esperaba a que el de cabellos blancos se reincorporase.
Pero las palabras del chico la hicieron fruncir claramente el ceño.
—. Salvo la parte en la que todo era un truco para ganar, claro. Esa parte me ha dejado un regusto amargo en la boca, no te lo voy a negar
Se quedó un momento en silencio, mirándole fijamente como si esperase a que agregase algo más pero tampoco se movió ni un milímetro así que tampoco tenía la chance de moverse. «¿En serio? »Pensó por un instante antes de suspirar pesadamente y volver a inclinarse hacia adelante y plantarle un nuevo beso, bastante más corto que los otros dos, sí, pero transmitía la misma calidez de siempre.
—¿Quién dice que solo fue eso? —Soltaría coqueta a una distancia casi despreciable para asegurarse de que sentiría todo su aliento en la cara. —Así que lo amargo te lo has impuesto solito. —Agregaría a secas antes de levantarse al fin aprovechando la katana como un soporte para ello.
Tras levantarse y liberar al Uchiha, la kunoichi tomó la katana y la guardó en su correspondiente vaina para luego tenderle una mano al chico por si quería ayuda para levantarse.
—¿Quieres ir a dar una vuelta o hacer algo? —Preguntó con una afable sonrisa dibujada mientras esperaba a que el de cabellos blancos se reincorporase.