17/01/2017, 05:50
Había un puesto de dangos a la vista, lo conocía de vista pero nunca entró en él, aunque tampoco podía asegurar que fuese justo al que el peliblanco se refería así que se dedicó a seguirle mientras mantenían aquella conversación que para bien o para mal, Noemi terminaría por dirigir por malos terrenos.
—Este… —Ni bien comenzara a hablar se vería interrumpida, por un deseo más que otra cosa.
—. Y no hace falta que digas las palabras típicas de consuelo —Lo que podía deducir la kunoichi era que él se esperaba que dijera algo como “Lo siento” o algo por el estilo, pero no era justamente lo que iba a decir. Su falta de tacto venía de varias formas, lo de dar consuelo gratuito a alguien formaba parte del paquete.
Pero a veces lo mejor era callarse, por eso prefirió dejarle hablar en lugar de seguir lo que pensaba decir. «No puedo lamentar algo que no he experimentado. »Lo único que podía decir era que en cierto punto lamentaba el haber preguntado, pero por otra parte, el dinero de su familia podría llegar a ser un factor considerable si es que ella al menos lograba su cometido, caso contrario, no podría ayudarle en lo más mínimo.
»¿Y tú qué? —preguntó, intrigado, o quizá para no hablar más del tema—. Tienes una familia numerosa, ¿no? ¿En serio toda aquella tropa que vino a verte eran tus hermanos y hermanas?
Ante aquello lo primero que hizo la Sakamoto fue rascarse ajetreada la nuca. «¿Tengo que responder? »Lamentablemente, la respuesta a esa pregunta era un sí.
—Sí, todos ellos parientes y muchos otros se quedaron en casa. —Diría no muy feliz al respecto. —No es que me lleve mal con ellos ni nada, pero a veces es molesto tener tanta familia cerca. —Agregaría recordando los mil y un conflictos internos del interior de la residencia Sakamoto. Pero estar frente a un huérfano le daba cierta idea que le interesaba.
—No tienes padres dijiste, ¿vives con algún pariente o te has quedado solo? —De nuevo, falta de tacto.
«Seguramente tenga que compensarle de alguna forma por las preguntas, digo, para que no se piense que soy una bruta sin más. »
—Este… —Ni bien comenzara a hablar se vería interrumpida, por un deseo más que otra cosa.
—. Y no hace falta que digas las palabras típicas de consuelo —Lo que podía deducir la kunoichi era que él se esperaba que dijera algo como “Lo siento” o algo por el estilo, pero no era justamente lo que iba a decir. Su falta de tacto venía de varias formas, lo de dar consuelo gratuito a alguien formaba parte del paquete.
Pero a veces lo mejor era callarse, por eso prefirió dejarle hablar en lugar de seguir lo que pensaba decir. «No puedo lamentar algo que no he experimentado. »Lo único que podía decir era que en cierto punto lamentaba el haber preguntado, pero por otra parte, el dinero de su familia podría llegar a ser un factor considerable si es que ella al menos lograba su cometido, caso contrario, no podría ayudarle en lo más mínimo.
»¿Y tú qué? —preguntó, intrigado, o quizá para no hablar más del tema—. Tienes una familia numerosa, ¿no? ¿En serio toda aquella tropa que vino a verte eran tus hermanos y hermanas?
Ante aquello lo primero que hizo la Sakamoto fue rascarse ajetreada la nuca. «¿Tengo que responder? »Lamentablemente, la respuesta a esa pregunta era un sí.
—Sí, todos ellos parientes y muchos otros se quedaron en casa. —Diría no muy feliz al respecto. —No es que me lleve mal con ellos ni nada, pero a veces es molesto tener tanta familia cerca. —Agregaría recordando los mil y un conflictos internos del interior de la residencia Sakamoto. Pero estar frente a un huérfano le daba cierta idea que le interesaba.
—No tienes padres dijiste, ¿vives con algún pariente o te has quedado solo? —De nuevo, falta de tacto.
«Seguramente tenga que compensarle de alguna forma por las preguntas, digo, para que no se piense que soy una bruta sin más. »