22/01/2017, 04:07
El pedido de la rubia llevó tanto tiempo como el del Uchiha por lo que casi al instante ambos ya tenían sus dangos en mano sobre un trozo de cartón y se podrían retirar, no sin antes pagar, y sin ningún tipo de contratiempos.
—¿Cuánto le deb…? —No lograría terminar la frase que una voz sumamente aguda la interrumpiría.
Se trataba de una niña, la nieta de la anciana que les había atendido y luego de algo así como un problema familiar, la menor comenzó a llenar una copa con alguna cosa rara que según la abuela era algo así como un experimento, lo que no le daba demasiada seguridad a la rubia ya que podría ocurrir absolutamente cualquier cosa si llegaba a consumir semejante cosa.
—Este… —Soltó apenas dubitativa, pero podría decirse que ya era muy tarde para negarse o lo que sea que ya tenían el raspado con bombillas.
«Bien, lo único que me faltaba era que tuvieran forma de corazones. »Pensó al ver lo que la menor les había preparado sin ninguna consulta ni nada por el estilo. Hubiese sido bastante extraño si justo se trataba de un par de hermanos, los que ahora se verían obligados a beber de la misma copa.
—Supongo que no hará daño. —Respondió con una sonrisa nerviosa antes de soltarse del brazo del Uchiha finalmente y tomar la copa con la otra mano.
Pero en el preciso momento en que ya tenía ambas manos ocupadas, una con sus dangos y la otra con el helado que les acababan de regalar, la kunoichi cayó en cuenta de que era ella la que tenía que pagar por todo y con las manos ocupadas no tenía muchas opciones más que mirar a su acompañante y pedirle a él que lo hiciera por ella.
—Tengo el dinero en el portaobjetos, Haskoz. —Dijo la rubia girándose un poco para dejarle a fácil acceso el portaobjetos que traía amarrado a la cintura.
—¿Cuánto le deb…? —No lograría terminar la frase que una voz sumamente aguda la interrumpiría.
Se trataba de una niña, la nieta de la anciana que les había atendido y luego de algo así como un problema familiar, la menor comenzó a llenar una copa con alguna cosa rara que según la abuela era algo así como un experimento, lo que no le daba demasiada seguridad a la rubia ya que podría ocurrir absolutamente cualquier cosa si llegaba a consumir semejante cosa.
—Este… —Soltó apenas dubitativa, pero podría decirse que ya era muy tarde para negarse o lo que sea que ya tenían el raspado con bombillas.
«Bien, lo único que me faltaba era que tuvieran forma de corazones. »Pensó al ver lo que la menor les había preparado sin ninguna consulta ni nada por el estilo. Hubiese sido bastante extraño si justo se trataba de un par de hermanos, los que ahora se verían obligados a beber de la misma copa.
—Supongo que no hará daño. —Respondió con una sonrisa nerviosa antes de soltarse del brazo del Uchiha finalmente y tomar la copa con la otra mano.
Pero en el preciso momento en que ya tenía ambas manos ocupadas, una con sus dangos y la otra con el helado que les acababan de regalar, la kunoichi cayó en cuenta de que era ella la que tenía que pagar por todo y con las manos ocupadas no tenía muchas opciones más que mirar a su acompañante y pedirle a él que lo hiciera por ella.
—Tengo el dinero en el portaobjetos, Haskoz. —Dijo la rubia girándose un poco para dejarle a fácil acceso el portaobjetos que traía amarrado a la cintura.