22/01/2017, 04:40
Sí Noemi debía decidir sí mandaba a la niña a preparar otro o no, definitivamente diría que no, puesto que en caso de que no tuviese buen sabor no tendría que aguantar tanto castigo al verse obligada a terminarse toda una copa ella sola. Aunque sí, en el caso opuesto seguramente terminaría por arrepentirse pero da igual, además que tiene que mantener la figura y comiendo tanto dulce definitivamente se le complicaría el hacerlo.
Pero justo cuando la rubia abrió la boca para hablar se le adelantaron, la anciana básicamente calló a la niña y la mandó a su habitación aunque no de mala manera y la kunoichi no pudo evitar fruncir el ceño perpleja por lo que estaba ocurriendo. Aunque tampoco veía a Haskoz a su lado ni delante suyo por lo que podía deducir que algo había hecho detrás suyo para lograr semejante cooperación de parte de la mujer de avanzada edad.
Y las sorpresas seguían, se suponía que ella pagaría puesto que había sido la que invitó al chico a venir en primer lugar —Aunque le dio la posibilidad de elegir el lugar— y de paso también le había dejado una muy buena oportunidad de tantear algo más que solo alguna que otra cosa dentro del portaobjetos de la chica, aunque esto último no lo hizo adrede. Lo importante era que Noemi casi no concebía lo que se gestaba a su alrededor y miró completamente extrañada al peliblanco que hasta le guiñó un ojo afirmando que se le quedaría debiendo. «Pero hombre, que en cuanto me suelte las manos te pago todo. »Pensó incapaz de entender la posible indirecta detrás de las palabras de su acompañante.
—Como quieras… —Soltó extrañada en lo que le veía dirigirse a una mesa y tomar asiento.
Tras ello, la kunoichi se acercó a la misma y dejó la copa en el centro de la mesa, los dangos a un lado justo delante de la silla que ella misma tomaría para quedar enfrentada al Uchiha y tomó asiento sin demasiadas ceremonias. Ahora, si el contrario pretendía parecer un caballero, probablemente la habría fastidiado al sentarse primero sin acomodarle la silla a la chica, pero ya daba igual, ambos tenían el trasero bien pegado a la silla que habían seleccionado.
—Buen provecho. —Diría con una sonrisa al chico antes de estirarse un poco tomando la bombilla que estaba de su lado para succionar un poco del contenido de la copa, esperando que el sabor fuese por lo menos agradable.
Pero justo cuando la rubia abrió la boca para hablar se le adelantaron, la anciana básicamente calló a la niña y la mandó a su habitación aunque no de mala manera y la kunoichi no pudo evitar fruncir el ceño perpleja por lo que estaba ocurriendo. Aunque tampoco veía a Haskoz a su lado ni delante suyo por lo que podía deducir que algo había hecho detrás suyo para lograr semejante cooperación de parte de la mujer de avanzada edad.
Y las sorpresas seguían, se suponía que ella pagaría puesto que había sido la que invitó al chico a venir en primer lugar —Aunque le dio la posibilidad de elegir el lugar— y de paso también le había dejado una muy buena oportunidad de tantear algo más que solo alguna que otra cosa dentro del portaobjetos de la chica, aunque esto último no lo hizo adrede. Lo importante era que Noemi casi no concebía lo que se gestaba a su alrededor y miró completamente extrañada al peliblanco que hasta le guiñó un ojo afirmando que se le quedaría debiendo. «Pero hombre, que en cuanto me suelte las manos te pago todo. »Pensó incapaz de entender la posible indirecta detrás de las palabras de su acompañante.
—Como quieras… —Soltó extrañada en lo que le veía dirigirse a una mesa y tomar asiento.
Tras ello, la kunoichi se acercó a la misma y dejó la copa en el centro de la mesa, los dangos a un lado justo delante de la silla que ella misma tomaría para quedar enfrentada al Uchiha y tomó asiento sin demasiadas ceremonias. Ahora, si el contrario pretendía parecer un caballero, probablemente la habría fastidiado al sentarse primero sin acomodarle la silla a la chica, pero ya daba igual, ambos tenían el trasero bien pegado a la silla que habían seleccionado.
—Buen provecho. —Diría con una sonrisa al chico antes de estirarse un poco tomando la bombilla que estaba de su lado para succionar un poco del contenido de la copa, esperando que el sabor fuese por lo menos agradable.