22/01/2017, 07:55
Con toda sospecha acerca del batido despejada, ya solo le quedaba a Noemi probar los dangos pero la lucha continuaba y su querido acompañante lejos de ayudarla parecía entretenido burlándose de ella. «Qué buen tipo, mirando a la chica con la que se estuvo besando peleándose con la comida. »Pensaba un tanto frustrada cuando estaba casi a punto de darse por vencida.
—¿Solo algunos? —Repitió extrañada alzando la mirada por un instante para mirarle. Aunque cualquier otro tipo de duda que pudiese tener se vería sepultada ante otras interrogantes que le formularon y la dejaron un tanto descolocada. —Eso dije, sí. Si me dicen que no lo haga no lo haré o podría manchar la buena reputación de la familia. —Explicó la kunoichi, tan natural que parecía que en realidad se tratase de algo sumamente obvio. —Es cierto que soy una kunoichi, pero soy una genin sin experiencia de nada, ni siquiera creo poder mantenerme a mí misma.
Y lo más triste de su caso es que lo último en sí era cierto, pero solo si tomamos en consideración que gasta mucho dinero en mil y un productos para mantener su cabello y su piel tal y como los tiene actualmente, con eso se le va un buen dineral aunque podría ser peor si comprase ropa a diario como alguna que otra de sus hermanas.
Tras la pequeña charla, Noemi con cierta frustración terminó por llevarse el palillo a la boca para morder el dango más cercano a la punta y extraerlo a lo bruto indiferente de si alguien aparte de Haskoz la pescaba de tal manera, para colmo terminó con buena parte de los labios impregnados del caramelo pero esto último lo arreglaría con una servilleta que…
Aun con la comida en la boca, la chica dejó el palillo sobre el cartón y se llevó la mano limpia a la boca para cubrirse. Se tomó su tiempo para degustar el dango que tenía en la boca y tenía que aceptar que estaba más bueno de lo que se esperaba, pero luego de tragar dirigió la mirada al Uchiha que tenía delante y sin descubrirse la boca soltó un pedido.
—¿Podrías traerme servilletas? —Y realmente se esperaba que accediera o tendría que replantearse una buena cantidad de cosas con ese chico.
—¿Solo algunos? —Repitió extrañada alzando la mirada por un instante para mirarle. Aunque cualquier otro tipo de duda que pudiese tener se vería sepultada ante otras interrogantes que le formularon y la dejaron un tanto descolocada. —Eso dije, sí. Si me dicen que no lo haga no lo haré o podría manchar la buena reputación de la familia. —Explicó la kunoichi, tan natural que parecía que en realidad se tratase de algo sumamente obvio. —Es cierto que soy una kunoichi, pero soy una genin sin experiencia de nada, ni siquiera creo poder mantenerme a mí misma.
Y lo más triste de su caso es que lo último en sí era cierto, pero solo si tomamos en consideración que gasta mucho dinero en mil y un productos para mantener su cabello y su piel tal y como los tiene actualmente, con eso se le va un buen dineral aunque podría ser peor si comprase ropa a diario como alguna que otra de sus hermanas.
Tras la pequeña charla, Noemi con cierta frustración terminó por llevarse el palillo a la boca para morder el dango más cercano a la punta y extraerlo a lo bruto indiferente de si alguien aparte de Haskoz la pescaba de tal manera, para colmo terminó con buena parte de los labios impregnados del caramelo pero esto último lo arreglaría con una servilleta que…
Aun con la comida en la boca, la chica dejó el palillo sobre el cartón y se llevó la mano limpia a la boca para cubrirse. Se tomó su tiempo para degustar el dango que tenía en la boca y tenía que aceptar que estaba más bueno de lo que se esperaba, pero luego de tragar dirigió la mirada al Uchiha que tenía delante y sin descubrirse la boca soltó un pedido.
—¿Podrías traerme servilletas? —Y realmente se esperaba que accediera o tendría que replantearse una buena cantidad de cosas con ese chico.