26/01/2017, 00:44
-A decir la verdad aún no he conocido otro Iryonin, pero sinceramente no creo que lo sea.- Comenté antes de que Mogura llegase a nosotros.
El ascensor llegó tras unos pocos segundos, era un invento bastante útil y necesario para llegar a la oficina de la líder, pero a primera vista no me inspiraba mucha seguridad, de todas formas entré a aquel cajón en compañía de los dos jóvenes. El aparato comenzó a subir después de que uno de los tres tocó el último botón.
A pesar de cierta tensión que había, Haze parecía el más calmado, ya que estaba tarareando una canción, por otro lado Manase y mi persona permanecíamos en silencio, por el momento. La temperatura fue descendiendo a medida que subíamos y fue evidente para todos. -Afortunadamente yo sí desayuné antes de venir.- Dije pensando en el emparedado de jamón que ingerí hace algunas horas.
-Sí, hace un poco de frío en verdad, que bueno que suelo usar este suéter.- Comenté para el nuevo.
Finalmente el momento había llegado, estábamos frente al pasillo y las puertas que daban al despacho de aquella mujer. Al salir pude sentir la diferencia en la temperatura, pero lo que más llamó mi atención fue el marco de oro macizo. -Vaya…- Comenté aun viendo el metal brillante.
-Bueno ya que insistes.- Dije abriéndole paso a Mogura para que fuese él quien llamara a la puerta. --No tardes mucho no vaya a ser que nos congelemos aquí.- Bromeé mientras pensaba en la temperatura que podría estar adentro del despacho ,¿Y si allá era aún más frío?
El ascensor llegó tras unos pocos segundos, era un invento bastante útil y necesario para llegar a la oficina de la líder, pero a primera vista no me inspiraba mucha seguridad, de todas formas entré a aquel cajón en compañía de los dos jóvenes. El aparato comenzó a subir después de que uno de los tres tocó el último botón.
A pesar de cierta tensión que había, Haze parecía el más calmado, ya que estaba tarareando una canción, por otro lado Manase y mi persona permanecíamos en silencio, por el momento. La temperatura fue descendiendo a medida que subíamos y fue evidente para todos. -Afortunadamente yo sí desayuné antes de venir.- Dije pensando en el emparedado de jamón que ingerí hace algunas horas.
-Sí, hace un poco de frío en verdad, que bueno que suelo usar este suéter.- Comenté para el nuevo.
Finalmente el momento había llegado, estábamos frente al pasillo y las puertas que daban al despacho de aquella mujer. Al salir pude sentir la diferencia en la temperatura, pero lo que más llamó mi atención fue el marco de oro macizo. -Vaya…- Comenté aun viendo el metal brillante.
-Bueno ya que insistes.- Dije abriéndole paso a Mogura para que fuese él quien llamara a la puerta. --No tardes mucho no vaya a ser que nos congelemos aquí.- Bromeé mientras pensaba en la temperatura que podría estar adentro del despacho ,¿Y si allá era aún más frío?