28/01/2017, 04:07
Y así fue como una vez más, la kunoichi lograba manipular a antojo las emociones del Uchiha hasta el punto en que se deshizo de un supuesto malestar de estómago. Mientras no abusara de este recurso probablemente podría seguir manipulando al chico tanto como desee, pero claro que tendría que tener mucho cuidado con ello o terminaría por acostumbrarle y en cuanto eso pase no tendrá manera de controlar sus emociones, por ende será completamente libre de sus encantos.
El grito de aquella mujer no le importó en lo más mínimo, siguió por un momento más jugueteando con la lengua del contrario e incluso le permitió tocar por aquella zona algo más baja de la habitual que muy probablemente sería lo que puso arisca a aquella mujer puesto que no es habitual ver en Uzushiogakure parejas tan… Ensimismadas en aquel pecaminoso acto.
—No le hagas caso... Una amargada —Comentó el de cabellos blancos en el mismo instante en que subió la mano hasta la cadera, aunque había que aceptar que un par de dedos seguían en el glúteo de la kunoichi.
—¿Te quedó alguna duda? —Cuestionó sonriente sin atreverse a alejarse ni un milímetro, estaba bien apegada a él. —En algún futuro vamos a poder hacer algo más, por ahora somos muy jóvenes y lo sabes. —Agregó con un semblante más serio. —Solo te pido paciencia, ¿está bien? De mi familia ni tienes que preocuparte, en serio.
Con un poco de suerte ahora sí la escuchaba y no se vería obligada a repetir lo que ya había dicho alguna vez. «A la próxima que me ignores te retuerzo los huevos. »Pensaba muy seriamente en lo que esperaba una respuesta por parte del contrario al que no le había soltado el rostro en ningún momento.
El grito de aquella mujer no le importó en lo más mínimo, siguió por un momento más jugueteando con la lengua del contrario e incluso le permitió tocar por aquella zona algo más baja de la habitual que muy probablemente sería lo que puso arisca a aquella mujer puesto que no es habitual ver en Uzushiogakure parejas tan… Ensimismadas en aquel pecaminoso acto.
—No le hagas caso... Una amargada —Comentó el de cabellos blancos en el mismo instante en que subió la mano hasta la cadera, aunque había que aceptar que un par de dedos seguían en el glúteo de la kunoichi.
—¿Te quedó alguna duda? —Cuestionó sonriente sin atreverse a alejarse ni un milímetro, estaba bien apegada a él. —En algún futuro vamos a poder hacer algo más, por ahora somos muy jóvenes y lo sabes. —Agregó con un semblante más serio. —Solo te pido paciencia, ¿está bien? De mi familia ni tienes que preocuparte, en serio.
Con un poco de suerte ahora sí la escuchaba y no se vería obligada a repetir lo que ya había dicho alguna vez. «A la próxima que me ignores te retuerzo los huevos. »Pensaba muy seriamente en lo que esperaba una respuesta por parte del contrario al que no le había soltado el rostro en ningún momento.