28/01/2017, 04:44
—¿Te quedó alguna duda? —cuestionó sonriente sin atreverse a alejarse ni un milímetro, estaba bien apegada a él—. En algún futuro vamos a poder hacer algo más, por ahora somos muy jóvenes y lo sabes.
Haskoz puso cara de póker, e intentó por todos los medios que sus pensamientos no se la cambiasen. ¿De verdad acababa de sugerir…? ¿Estaba hablando de lo que Haskoz creía que estaba hablando? Lo había dicho con tanta naturalidad y simpleza que, en un primer momento, lo dudó. Pero ahora que repetía sus palabras una y otra vez mentalmente…
Jo-der, y yo que me creía un tío moderno y desvergonzado…
—Solo te pido paciencia, ¿está bien? De mi familia ni tienes que preocuparte, en serio.
Noemi parecía sin seguir entender lo que en verdad le había molestado. No era preocupación porque su familia pudiese prohibirle estar con él, ni mucho menos. Se molestaba porque, en un hipotético caso de que lo hiciesen, ella ni siquiera albergaba la más mínima duda de dejarle de ver para cumplir con el deseo de sus padres. Pero a aquellas alturas —y después de haberse derretido por un nuevo beso—, era mejor dejarlo pasar... por el momento. Ya habría tiempo de discutir.
—Claro, eso surgirá cuanto tenga que surgir… —Como si tiene que surgir mañana mismo, oye. ¿Quién soy yo para poner barreras al amor? Trató de no sonreír por sus propios pensamientos, pues se suponía que ahora debía mostrar una cara seria, de acorde al tema que estaba tratando—. Aunque tampoco te creas que yo soy tan joven… Últimamente, en las noches húmedas y frías, me crujen los huesos de una manera que no es normal. Me hago viejo, Noemi, esa es la verdad. —Sonrió. Obviamente le estaba tomando el pelo—. Y vivimos tiempos difíciles, en una profesión que lo es todavía más. ¿Recuerdas la esperanza de vida de un shinobi? —preguntó, pues era lo primero que le habían dicho el primer día en la academia. Un dato desalentador e impactante, pero que sin duda reflejaba lo peligroso de su trabajo—. Creo que no llegaba ni a los treinta años. —Está bien, puede que le hubiese dicho la esperanza de vida de un shinobi de Kusagakure, para darle un mayor dramatismo. Y puede incluso que le hubiese bajado un par de añitos de forma inconsciente… Quién decía un par decía una docena. Pero lo que importaba era el mensaje—. Quien sabe, puede que de la próxima misión ya no vuelva… ¿Y entonces qué? Solo espero que hayamos aprovechado el tiempo de nuestras vidas al máximo… —Y si no, quedará en tu conciencia…—. Pero por supuesto que seré paciente, Noemi. Por supuestísimo que sí.
Haskoz puso cara de póker, e intentó por todos los medios que sus pensamientos no se la cambiasen. ¿De verdad acababa de sugerir…? ¿Estaba hablando de lo que Haskoz creía que estaba hablando? Lo había dicho con tanta naturalidad y simpleza que, en un primer momento, lo dudó. Pero ahora que repetía sus palabras una y otra vez mentalmente…
Jo-der, y yo que me creía un tío moderno y desvergonzado…
—Solo te pido paciencia, ¿está bien? De mi familia ni tienes que preocuparte, en serio.
Noemi parecía sin seguir entender lo que en verdad le había molestado. No era preocupación porque su familia pudiese prohibirle estar con él, ni mucho menos. Se molestaba porque, en un hipotético caso de que lo hiciesen, ella ni siquiera albergaba la más mínima duda de dejarle de ver para cumplir con el deseo de sus padres. Pero a aquellas alturas —y después de haberse derretido por un nuevo beso—, era mejor dejarlo pasar... por el momento. Ya habría tiempo de discutir.
—Claro, eso surgirá cuanto tenga que surgir… —Como si tiene que surgir mañana mismo, oye. ¿Quién soy yo para poner barreras al amor? Trató de no sonreír por sus propios pensamientos, pues se suponía que ahora debía mostrar una cara seria, de acorde al tema que estaba tratando—. Aunque tampoco te creas que yo soy tan joven… Últimamente, en las noches húmedas y frías, me crujen los huesos de una manera que no es normal. Me hago viejo, Noemi, esa es la verdad. —Sonrió. Obviamente le estaba tomando el pelo—. Y vivimos tiempos difíciles, en una profesión que lo es todavía más. ¿Recuerdas la esperanza de vida de un shinobi? —preguntó, pues era lo primero que le habían dicho el primer día en la academia. Un dato desalentador e impactante, pero que sin duda reflejaba lo peligroso de su trabajo—. Creo que no llegaba ni a los treinta años. —Está bien, puede que le hubiese dicho la esperanza de vida de un shinobi de Kusagakure, para darle un mayor dramatismo. Y puede incluso que le hubiese bajado un par de añitos de forma inconsciente… Quién decía un par decía una docena. Pero lo que importaba era el mensaje—. Quien sabe, puede que de la próxima misión ya no vuelva… ¿Y entonces qué? Solo espero que hayamos aprovechado el tiempo de nuestras vidas al máximo… —Y si no, quedará en tu conciencia…—. Pero por supuesto que seré paciente, Noemi. Por supuestísimo que sí.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado