No le quedaban muchas opciones, estaba dubitativo si volver a casa o no. Su padre estaba fuera en una misión mientras su hermana probablemente ya se había dormido. Toda la maldita espera por nada, teniendo que resignarse a vagar entre la zona de construcción. En algún momento divisó un par letreros con señales indicando que estaba prohibido el paso. Se quedó pensando si hacer caso o no, el cruzar solo por llevar la contraria o el acatar la orden en pos de evitar alguna metida de pata.
"Que fastidio"
Seguía muriéndose de frío. Que estuviese acostumbrado no significaba que tuviera que estarlo aguantando. Se desvió hacia algún callejón oscuro, buscando un atajo para poder pasar, aunque la verdad lo único que hacía era caminar en círculos alrededor del hospital. Aún estaba preocupado por la fractura de tobillo que había sufrido su abuela, lo cual le afectaba lo suficiente para no querer alejarse.
En algún momento, las luces de la calle titilaron de nuevo. Se quedó parado durante ese tiempo y luego siguió su rumbo.
"Me pregunto si será por las remodelaciones. No es normal que falle el fluido eléctrico."
Sus pasos le llevaron por una calle que no conocía. Poco antes escuchó un ruido en la lejanía, preguntándose quién podría estar a esas horas vagando por ahí. Bueno, en teoría él tampoco tendría que estar en ese lugar, pero consideraba que él tenía un motivo válido.
Caminó entonces con las manos metidas dentro de la chaqueta, mientras el agua había terminado de hacer que el pelo le cubriese buena parte de la cara. Había alguien en el fondo, pero no podía distinguir nada. No cambió su ritmo al andar, avanzó hasta plantarse enfrente de quién sea que fuese esa persona.
Se puso delante, cuando el ruido de un trueno interrumpió en la noche, y la luz del relámpago iluminó el callejón durante unos instantes. Más él en ningún momento cambió la lúgubre expresión de su rostro.
—¿Quién eres?— Exigió saber.
"Que fastidio"
Seguía muriéndose de frío. Que estuviese acostumbrado no significaba que tuviera que estarlo aguantando. Se desvió hacia algún callejón oscuro, buscando un atajo para poder pasar, aunque la verdad lo único que hacía era caminar en círculos alrededor del hospital. Aún estaba preocupado por la fractura de tobillo que había sufrido su abuela, lo cual le afectaba lo suficiente para no querer alejarse.
En algún momento, las luces de la calle titilaron de nuevo. Se quedó parado durante ese tiempo y luego siguió su rumbo.
"Me pregunto si será por las remodelaciones. No es normal que falle el fluido eléctrico."
Sus pasos le llevaron por una calle que no conocía. Poco antes escuchó un ruido en la lejanía, preguntándose quién podría estar a esas horas vagando por ahí. Bueno, en teoría él tampoco tendría que estar en ese lugar, pero consideraba que él tenía un motivo válido.
Caminó entonces con las manos metidas dentro de la chaqueta, mientras el agua había terminado de hacer que el pelo le cubriese buena parte de la cara. Había alguien en el fondo, pero no podía distinguir nada. No cambió su ritmo al andar, avanzó hasta plantarse enfrente de quién sea que fuese esa persona.
Se puso delante, cuando el ruido de un trueno interrumpió en la noche, y la luz del relámpago iluminó el callejón durante unos instantes. Más él en ningún momento cambió la lúgubre expresión de su rostro.
—¿Quién eres?— Exigió saber.