8/06/2015, 23:56
Tras un primer viaje por tierras lejanas, aunque tampoco tanto, el chico había regresado a casa. Sus ganas de viajar no mermaron, justo lo contrario. No hacía mas que pensar en viajar, descubrir mundo, y eso que aún no había salido del país tan siquiera. Le habían dado un caramelo a un tonto, y éste estaba contento sin siquiera haberlo abierto. Tras la charla que había tenido con Yoshimitsu, su afán por salir de Kusa no hacía mas que acrecentar por momentos. Pese a que estar lejos de su aldea, a la misma vez le impedía estar con los suyos.
Fuere como fuere, el chico se decidió por salir solo de nuevo, evidentemente no demasiado lejos. Quería visitar la capital del país, la residencia del señor feudal. Bueno, mas concretamente la urbe, ya que no iba a entrar en la morada del mismísimo señor feudal. Sería ya un descaro.
Ataviado con sus vestimentas acostumbradas, el chico partió hacia la urbe. Tomó señas, así como un plano, y comenzó a andar, a vivir la aventura. Comenzó a andar, andar, y andar, hasta que los pies le dolían casi tanto como la cabeza. Si, la cabeza le dolía bastante, pues era imposible para él guiarse ni por el plano, ni por las señas recibidas. El chico había terminado perdido, cosa que tampoco era de extrañar. Para éste, la topografía, así como el guiarse por el terreno era un completo misterio. ¿Para qué diablos había tomado el plano si se iba a perder igual? A saber...
Lejos de tirar la toalla, y dejarse devorar por alguna alimaña, el chico continuó la caminata. Algo mas lento, pero con el mismo ímpetu. Miró a su alrededor, y allí solo veía vegetales, pequeñas alimañas, y unos enormes hongos. Era curioso, el rubio ya había leído de un lugar como éste en algún sitio. Se había desviado tanto como para acabar en el lado contrario del país... diablos, éste Yotsuki era un prodigio. Dios quisiera que nunca le tocase una misión de reconocimiento.
"Vaya... qué sitio mas raro... y cuantas setas... ¿Será alguna comestible? Creo que lo mejor será no probar suerte... "
Observando su alrededor como caperucita roja en el bosque, el chico continuó andando. En un momento dado, un pequeño resonar disturbó sus oídos. Ante el sepulcral silencio del bosque, una melodía resonaba con fuerza y algo de eco. El tintineo melódico se hacía destacar en el silencio, y eso llamaba bastante su atención, así como la de cualquier otra persona o animal.
— ¿Qué diablos será eso? — Murmuró para sí mismo.
Sin objetivos definidos, y con una posibilidad de encontrar el camino, ir hacia el sonido parecía lo mas lógico. Con un poco de suerte, un viajero le pudiese guiar bien en su camino. Dispuesto a arriesgar, puso camino hacia la procedencia del sonido.
Al cabo de un rato andando, el chico observó como una persona de ropajes bien amplios andaba casi en una marcha o desfile. Alzaba sus piernas con fuerzas, mientras que musitaba ese silbido. Parecía algo raro, pero a fin de cuentas era una persona, y eso era indiscutible. Sin preámbulos, el rubio aumentó su ritmo para alcanzarlo.
— Heeeey! Heeeeey! — Vociferó a los cuatro vientos. — Disculpaaaa! oye, ¿eres de por aquí? —
Sin haber visto aún su condición de genin, el Yotsuki preguntó si éste era de por ahí, evidentemente con afán de preguntarle mas tarde si podía guiarlo en buen rumbo.
— Mi nombre es Zuka... y ando un poco perdido. — Aclaró el genin.
Fuere como fuere, el chico se decidió por salir solo de nuevo, evidentemente no demasiado lejos. Quería visitar la capital del país, la residencia del señor feudal. Bueno, mas concretamente la urbe, ya que no iba a entrar en la morada del mismísimo señor feudal. Sería ya un descaro.
Ataviado con sus vestimentas acostumbradas, el chico partió hacia la urbe. Tomó señas, así como un plano, y comenzó a andar, a vivir la aventura. Comenzó a andar, andar, y andar, hasta que los pies le dolían casi tanto como la cabeza. Si, la cabeza le dolía bastante, pues era imposible para él guiarse ni por el plano, ni por las señas recibidas. El chico había terminado perdido, cosa que tampoco era de extrañar. Para éste, la topografía, así como el guiarse por el terreno era un completo misterio. ¿Para qué diablos había tomado el plano si se iba a perder igual? A saber...
Lejos de tirar la toalla, y dejarse devorar por alguna alimaña, el chico continuó la caminata. Algo mas lento, pero con el mismo ímpetu. Miró a su alrededor, y allí solo veía vegetales, pequeñas alimañas, y unos enormes hongos. Era curioso, el rubio ya había leído de un lugar como éste en algún sitio. Se había desviado tanto como para acabar en el lado contrario del país... diablos, éste Yotsuki era un prodigio. Dios quisiera que nunca le tocase una misión de reconocimiento.
"Vaya... qué sitio mas raro... y cuantas setas... ¿Será alguna comestible? Creo que lo mejor será no probar suerte... "
Observando su alrededor como caperucita roja en el bosque, el chico continuó andando. En un momento dado, un pequeño resonar disturbó sus oídos. Ante el sepulcral silencio del bosque, una melodía resonaba con fuerza y algo de eco. El tintineo melódico se hacía destacar en el silencio, y eso llamaba bastante su atención, así como la de cualquier otra persona o animal.
— ¿Qué diablos será eso? — Murmuró para sí mismo.
Sin objetivos definidos, y con una posibilidad de encontrar el camino, ir hacia el sonido parecía lo mas lógico. Con un poco de suerte, un viajero le pudiese guiar bien en su camino. Dispuesto a arriesgar, puso camino hacia la procedencia del sonido.
Al cabo de un rato andando, el chico observó como una persona de ropajes bien amplios andaba casi en una marcha o desfile. Alzaba sus piernas con fuerzas, mientras que musitaba ese silbido. Parecía algo raro, pero a fin de cuentas era una persona, y eso era indiscutible. Sin preámbulos, el rubio aumentó su ritmo para alcanzarlo.
— Heeeey! Heeeeey! — Vociferó a los cuatro vientos. — Disculpaaaa! oye, ¿eres de por aquí? —
Sin haber visto aún su condición de genin, el Yotsuki preguntó si éste era de por ahí, evidentemente con afán de preguntarle mas tarde si podía guiarlo en buen rumbo.
— Mi nombre es Zuka... y ando un poco perdido. — Aclaró el genin.