5/02/2017, 23:19
De todas las respuestas que le pudieron haber dado, aquella era la más inverosímil. Se quedó un rato callado, meditándolo.
"¿De verdad ha hecho esto por tal nimiedad? Lo dice con tanta naturalidad que me resulta aún más difícil creerle. Pero si lo que dice es cierto, eso en parte explicaría la forma inocente en la que se está comportando. De hecho, ha dicho un par de cosas muy, muy interesantes"
La coartada parecía coherente, era bastante normal que los ninja peregrinaran al Valle del Fin en busca de conocimiento, pero eso no era lo que le molestaba al pelimorado. Su expresión no cambió, pero su mirada demostraba que le picaba la curiosidad.
—Dices que te acabas de convertir en shinobi, pero que no conoces la forma de vivir de uno. ¿Cómo es eso posible?— Empezó a caminar lentamente alrededor del Hakagurē, dando vueltas en círculos mientras seguía hablando —Supongamos que te creo, entonces, ¿por qué tendrías que aprender de los ninja de otras villas, en lugar de la tuya?
Era una mala costumbre el buscar dobles intenciones en las palabras de los demás, aunque este no era el caso. Además, las aldeas mantenían un pacto de alianza entre ellas, por lo que teóricamente no había riesgo que se diese un conflicto. Eso sí, de platicar levemente a socializar como tal había mucho trecho de por medio. Podría servirle a él para conocer las costumbres de la gente que no habita en el País de la Tormenta, algo beneficioso para ambos, pero hasta ahí nomas.
—Como veo que eres colaborador, cumpliré lo dicho— Se frenó de pronto y rápidamente clavó su único ojo en el espadachín de la Espiral —Mi nombre es Isa Kagetsuna. Dependiendo de que quieras saber, puedo decirte algunas cosas y otras no— Dijo mientras agarraba en el aire una hoja que el viento había arrancado, y sin quitar la vista de su interlocutor, se la llevó a la boca, mascando la punta.
"¿De verdad ha hecho esto por tal nimiedad? Lo dice con tanta naturalidad que me resulta aún más difícil creerle. Pero si lo que dice es cierto, eso en parte explicaría la forma inocente en la que se está comportando. De hecho, ha dicho un par de cosas muy, muy interesantes"
La coartada parecía coherente, era bastante normal que los ninja peregrinaran al Valle del Fin en busca de conocimiento, pero eso no era lo que le molestaba al pelimorado. Su expresión no cambió, pero su mirada demostraba que le picaba la curiosidad.
—Dices que te acabas de convertir en shinobi, pero que no conoces la forma de vivir de uno. ¿Cómo es eso posible?— Empezó a caminar lentamente alrededor del Hakagurē, dando vueltas en círculos mientras seguía hablando —Supongamos que te creo, entonces, ¿por qué tendrías que aprender de los ninja de otras villas, en lugar de la tuya?
Era una mala costumbre el buscar dobles intenciones en las palabras de los demás, aunque este no era el caso. Además, las aldeas mantenían un pacto de alianza entre ellas, por lo que teóricamente no había riesgo que se diese un conflicto. Eso sí, de platicar levemente a socializar como tal había mucho trecho de por medio. Podría servirle a él para conocer las costumbres de la gente que no habita en el País de la Tormenta, algo beneficioso para ambos, pero hasta ahí nomas.
—Como veo que eres colaborador, cumpliré lo dicho— Se frenó de pronto y rápidamente clavó su único ojo en el espadachín de la Espiral —Mi nombre es Isa Kagetsuna. Dependiendo de que quieras saber, puedo decirte algunas cosas y otras no— Dijo mientras agarraba en el aire una hoja que el viento había arrancado, y sin quitar la vista de su interlocutor, se la llevó a la boca, mascando la punta.