6/02/2017, 04:08
El pelimorado escuchó todo el discurso mientras masticaba suavemente la hoja, no esperaba que el moreno cantara así de fácil. Aquello fue el primer fallo severo que encontró, pero no era el punto de la conversación. Cuando terminó de hablar, escupió la hoja y giró la cabeza indicando que le siguiese. Caminó un par de metros para sentarse de piernas cruzadas cerca de una roca, dando un largo suspiro antes de proseguir.
—Se nota claramente, eres muy honesto, demasiado diría yo— Se acomodó el fleco con la mano —Lo que pides es un poco complejo. Principalmente porque entre nosotros los ninjas, no tenemos la misma forma de pensar de una aldea a otra, o al menos eso creo, pues ni yo mismo estoy seguro — Afirmó con franqueza —No se que tan diferente sea la cultura de Uzushio a la de Amegakure o a la de Kusa, debido a que normalmente los ninjas vivimos en una especie de "confinamiento" por así decirlo, pues en este momento no se me ocurre otra palabra más adecuada para definirlo.
Antes de darse cuenta ya estaba echándole la mano al chico de la Espiral. No tenía un motivo para ayudarlo, pero tampoco uno para no hacerlo. Curioso era considerando que él no era el más diligente de todos los shinobi.
—Eso es algo que creo que sí tenemos el común. Cada aldea guarda un secretismo con las otras, incluso aunque sean aliadas el nivel de confianza es muy limitado.— En ese momento alzó la vista al cielo, tratando de recordar algo —La parte más cruda quizás, es que en algunas ocasiones debes dejar de ser "persona" para ser "ninja". Se nos cría para obedecer, para no cuestionar, para que tengas que acatar una orden incluso si está en contra de todo lo que tu crees. Para colmo, se supone que debes sentirte orgullos de todo esto, de cumplir con tu deber— En aquel momento bajó la vista. Aquellas palabras, era como si fuesen dirigidas a alguien más.
—Es muy poco probable que asimiles todo esto de golpe, en especial para alguien como tú, que vivió fuera de una aldea, acostumbrarse de repente a tantas reglas...— Estiró los brazos para desperezarse un poco ----No se trata solo de estar encerrado en la villa o de salir a cumplir misiones. Cada pequeño acto que cometas, puede que tenga una consecuencia y un karma más alto que una persona normal.— No sonaba muy complacido con lo que acababa de decir.
Tanteó el suelo con su palma un poco, hasta que su mano alcanzó una ramita que posteriormente tomó y se la metió a la boca. Se le hacía raro soltar un discurso tan técnico, cuando en la práctica él no era ejemplo a seguir precisamente. De hecho el también buscaba entender el significado de todo eso, pues así como perdió el ojo también perdió el rumbo. Ni siquiera él estaba conforme con todo eso.
—Tu prisión es el mundo.
—Se nota claramente, eres muy honesto, demasiado diría yo— Se acomodó el fleco con la mano —Lo que pides es un poco complejo. Principalmente porque entre nosotros los ninjas, no tenemos la misma forma de pensar de una aldea a otra, o al menos eso creo, pues ni yo mismo estoy seguro — Afirmó con franqueza —No se que tan diferente sea la cultura de Uzushio a la de Amegakure o a la de Kusa, debido a que normalmente los ninjas vivimos en una especie de "confinamiento" por así decirlo, pues en este momento no se me ocurre otra palabra más adecuada para definirlo.
Antes de darse cuenta ya estaba echándole la mano al chico de la Espiral. No tenía un motivo para ayudarlo, pero tampoco uno para no hacerlo. Curioso era considerando que él no era el más diligente de todos los shinobi.
—Eso es algo que creo que sí tenemos el común. Cada aldea guarda un secretismo con las otras, incluso aunque sean aliadas el nivel de confianza es muy limitado.— En ese momento alzó la vista al cielo, tratando de recordar algo —La parte más cruda quizás, es que en algunas ocasiones debes dejar de ser "persona" para ser "ninja". Se nos cría para obedecer, para no cuestionar, para que tengas que acatar una orden incluso si está en contra de todo lo que tu crees. Para colmo, se supone que debes sentirte orgullos de todo esto, de cumplir con tu deber— En aquel momento bajó la vista. Aquellas palabras, era como si fuesen dirigidas a alguien más.
—Es muy poco probable que asimiles todo esto de golpe, en especial para alguien como tú, que vivió fuera de una aldea, acostumbrarse de repente a tantas reglas...— Estiró los brazos para desperezarse un poco ----No se trata solo de estar encerrado en la villa o de salir a cumplir misiones. Cada pequeño acto que cometas, puede que tenga una consecuencia y un karma más alto que una persona normal.— No sonaba muy complacido con lo que acababa de decir.
Tanteó el suelo con su palma un poco, hasta que su mano alcanzó una ramita que posteriormente tomó y se la metió a la boca. Se le hacía raro soltar un discurso tan técnico, cuando en la práctica él no era ejemplo a seguir precisamente. De hecho el también buscaba entender el significado de todo eso, pues así como perdió el ojo también perdió el rumbo. Ni siquiera él estaba conforme con todo eso.
—Tu prisión es el mundo.