10/06/2015, 12:59
Las explosiones resultaron decisivas para extinguir la vida de que aquel ser antinatural que fue rematado con los shuriken del shinobi de la Espiral. Una vez todo volvió a la normalidad, Riko propusó que comprobáramos si la hormiga estaba definitivamente muerta, a lo que sin demorarse lo más mínimo se precipitó hacía el suelo donde yacía la hormiga y cayó al suelo de una forma muy peculiar, como si de una araña se tratara.
"Oh! debe tener mucha flexibilidad para hacer algo así"
-Pareces un hombre araña, que fuerte!
Por mi parte, me encontraba cómodamente en las alturas. Las explosiones provocaron que aquel monstruo desparramara un icor que olía muy fuerte y era desagradable, inundaba el ambiente y casi anulaba todos los sentidos por aquel fuerte olor.
-Ni loco!, yo no me acerco a eso. No vaya a ser que todavía se mueva o algo. Que asco de olor. Musité, conteniendo una arcada.
Una vez abajo, Riko recuperó sus shuriken y comenzó a curiosear el cadáver del bicharraco. No estaba satisfecho, se quejó de que mi arte fuera tan devastador. Pero no pude hacerlo de otra manera, era mi asqueroso tener tan cerca una hormiga gigante, y sin duda, era una grave amenaza.
-Acciones desesperadas requieren de medidas desesperadas. Ese bicho era peligroso y había que liquidarlo rápido.
Parecía que Riko iba añadir un comentario más, pero su voz fue ahogada repentinamente por el ruido de innumerables chasquidos, los mismos que emitía la hormiga que acabábamos de defenestrar.
"Ostias, me cago en la puta..."
Riko respondió con lo obvio, eran más hormigas que se había sentido atraídas por las explosiones. No perdí tiempo y comenzé a preparar más criaturas explosivas de la misma forma. Sugirió que era hora de correr, asentí preocupado, jamás pensé que estaría tan de acuerdo con un shinobi de otro país.
-Joder piernas, para que os quiero.
Y tras eso corrí en la misma dirección que Riko, que adelantaría en poco tiempo, y antes de eso, dejaría mis creaciones en dos árboles justo para que cubrieran nuestra huida. Cuando me alejara de ellas unos diez metros, estas explotarían de forma automática. Las detonaciones sería útiles para que aturdieran a las hormigas y para que camuflaran las vibraciones que emitíamos, nos aseguraría una huida exitosa, o eso esperaba.
Corrí más deprisa que Riko, pero sin perderlo de vista. Cuando viera que todo se calmaba un poco le preguntaría un poco exhausto a causa de la tenso de la situación y el cansancio de la carrera.
-Creo que lo hemos conseguido...Joder tenéis un problema Uzushio con las hormigas de la leche ¿no?
"Oh! debe tener mucha flexibilidad para hacer algo así"
-Pareces un hombre araña, que fuerte!
Por mi parte, me encontraba cómodamente en las alturas. Las explosiones provocaron que aquel monstruo desparramara un icor que olía muy fuerte y era desagradable, inundaba el ambiente y casi anulaba todos los sentidos por aquel fuerte olor.
-Ni loco!, yo no me acerco a eso. No vaya a ser que todavía se mueva o algo. Que asco de olor. Musité, conteniendo una arcada.
Una vez abajo, Riko recuperó sus shuriken y comenzó a curiosear el cadáver del bicharraco. No estaba satisfecho, se quejó de que mi arte fuera tan devastador. Pero no pude hacerlo de otra manera, era mi asqueroso tener tan cerca una hormiga gigante, y sin duda, era una grave amenaza.
-Acciones desesperadas requieren de medidas desesperadas. Ese bicho era peligroso y había que liquidarlo rápido.
Parecía que Riko iba añadir un comentario más, pero su voz fue ahogada repentinamente por el ruido de innumerables chasquidos, los mismos que emitía la hormiga que acabábamos de defenestrar.
"Ostias, me cago en la puta..."
Riko respondió con lo obvio, eran más hormigas que se había sentido atraídas por las explosiones. No perdí tiempo y comenzé a preparar más criaturas explosivas de la misma forma. Sugirió que era hora de correr, asentí preocupado, jamás pensé que estaría tan de acuerdo con un shinobi de otro país.
-Joder piernas, para que os quiero.
Y tras eso corrí en la misma dirección que Riko, que adelantaría en poco tiempo, y antes de eso, dejaría mis creaciones en dos árboles justo para que cubrieran nuestra huida. Cuando me alejara de ellas unos diez metros, estas explotarían de forma automática. Las detonaciones sería útiles para que aturdieran a las hormigas y para que camuflaran las vibraciones que emitíamos, nos aseguraría una huida exitosa, o eso esperaba.
Corrí más deprisa que Riko, pero sin perderlo de vista. Cuando viera que todo se calmaba un poco le preguntaría un poco exhausto a causa de la tenso de la situación y el cansancio de la carrera.
-Creo que lo hemos conseguido...Joder tenéis un problema Uzushio con las hormigas de la leche ¿no?