9/02/2017, 18:31
Los ojos —o el ojo, más bien— de Haskoz se vio atraído por el sonido de unos zapatos negros que detuvieron su avance tras las barrotes de su nueva y exótica habitación. Una habitación que cumplía con todos los requisitos para ser denominada como una celda... y no una de las buenas. Al menos no para los reclusos.
—¿Te has vomitado encima? Joder, qué asco —dijo una voz, y el ojo de Haskoz subió de forma instintiva para averiguar a quién pertenecía.
Se trataba de una mujer, de cabellos púrpura casi blancos que contrastaban con sus labios, tan negros como sus ojos, o como el resto de prendas que vestía, compuestas por una uwagi y unos hakama anchos. No era, por decirlo de manera suave, la imagen más tranquilizadora que podía habérsele presentado. Pero era lo que había.
Sin embargo, lo que más le llamó la atención no fue eso, sino una cicatriz en su mejilla derecha. No, no era una cicatriz, o al menos no solo eso. Era más bien una especie de… ¿marca? Como la que los ganaderos empleaban para marcar su ganado y así evitar confundirlo con propiedad ajena. A Haskoz le pareció discernir el símbolo de Amegakure en ella, con una cicatriz partiéndolo de lado a lado, pero no estaba muy seguro.
—¿Ya estás más tranquilo, extranjero?
—Yo… —su voz sonó seca e insegura. ¿Cómo que más tranquilo? ¿A qué se refería con…?
—¿Mmh? ¿Qué pasa, no recuerdas nada, verdad? Será de la cogorza que llevabas, ¿quizá? ¿Es eso?
¿Cogorza? ¿Cómo que cogorza? Que él recordase, jamás en su vida había probado una gota de acohol… Bueno, quizá un par de gotas, por probar, pero si se hubiese emborrachado, sin duda lo recordaría, ¿no? Y por mucho que hubiese sido el caso, aquello no justificaba su situación actual.
—Escuche, yo… —no sabía ni por dónde empezar. Por no saber, no sabía ni por qué estaba allí, ni dónde era allí—. Siento las molestias que haya podido ocasionar… —Empezar con unas disculpas nunca estaba de más, sobre todo en una situación como aquella. Ahora, venía el turno de las elucubraciones. Tiró por la más sensata:—. Esto… Si esto es un secuestro, estoy convencido que Shiona-sama pagará una generosa cantidad de dinero por mi rescate. Soy un… un shinobi de Uzushiogakure —quiso ofrecerle su bandana para probarlo, pero de pronto se acordó que no la llevaba encima. Por no llevar, no llevaba nada de sus antiguas pertenencias—. Un shinobi muy… importante… y querido por la Uzukage… Sí… —parecía estar tratando de convencerse a sí mismo, más que a su propio captor. Si aquello era un secuestro, ¿se dignaría la Uzukage a planear una misión de rescate? ¿Le tendría tanto valor como para incluso ofrecer un pago por él? Hasta aquel momento había tenido muy clara la respuesta, pero ahora, lo dudaba.
—¿Te has vomitado encima? Joder, qué asco —dijo una voz, y el ojo de Haskoz subió de forma instintiva para averiguar a quién pertenecía.
Se trataba de una mujer, de cabellos púrpura casi blancos que contrastaban con sus labios, tan negros como sus ojos, o como el resto de prendas que vestía, compuestas por una uwagi y unos hakama anchos. No era, por decirlo de manera suave, la imagen más tranquilizadora que podía habérsele presentado. Pero era lo que había.
Sin embargo, lo que más le llamó la atención no fue eso, sino una cicatriz en su mejilla derecha. No, no era una cicatriz, o al menos no solo eso. Era más bien una especie de… ¿marca? Como la que los ganaderos empleaban para marcar su ganado y así evitar confundirlo con propiedad ajena. A Haskoz le pareció discernir el símbolo de Amegakure en ella, con una cicatriz partiéndolo de lado a lado, pero no estaba muy seguro.
—¿Ya estás más tranquilo, extranjero?
—Yo… —su voz sonó seca e insegura. ¿Cómo que más tranquilo? ¿A qué se refería con…?
—¿Mmh? ¿Qué pasa, no recuerdas nada, verdad? Será de la cogorza que llevabas, ¿quizá? ¿Es eso?
¿Cogorza? ¿Cómo que cogorza? Que él recordase, jamás en su vida había probado una gota de acohol… Bueno, quizá un par de gotas, por probar, pero si se hubiese emborrachado, sin duda lo recordaría, ¿no? Y por mucho que hubiese sido el caso, aquello no justificaba su situación actual.
—Escuche, yo… —no sabía ni por dónde empezar. Por no saber, no sabía ni por qué estaba allí, ni dónde era allí—. Siento las molestias que haya podido ocasionar… —Empezar con unas disculpas nunca estaba de más, sobre todo en una situación como aquella. Ahora, venía el turno de las elucubraciones. Tiró por la más sensata:—. Esto… Si esto es un secuestro, estoy convencido que Shiona-sama pagará una generosa cantidad de dinero por mi rescate. Soy un… un shinobi de Uzushiogakure —quiso ofrecerle su bandana para probarlo, pero de pronto se acordó que no la llevaba encima. Por no llevar, no llevaba nada de sus antiguas pertenencias—. Un shinobi muy… importante… y querido por la Uzukage… Sí… —parecía estar tratando de convencerse a sí mismo, más que a su propio captor. Si aquello era un secuestro, ¿se dignaría la Uzukage a planear una misión de rescate? ¿Le tendría tanto valor como para incluso ofrecer un pago por él? Hasta aquel momento había tenido muy clara la respuesta, pero ahora, lo dudaba.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado