11/02/2017, 23:45
—¡GATO! —Chilló lo más agudo que pudo a la vez que su piel y cabello se erizaron de una forma exagerada y de un salto se pegó al techo como si fuese un lugar seguro. —¡No es mío! ¡No es mío! —Gritaba muy alterada, casi parecía que le daría algo…
Cagada. Cagada monumental. De todos los animales del mundo, Reiji había elegido el gato pensando que ese animal le gustaba a todas las mujeres. Y justo aquel día de entre todos los días, tenia que toparse a una de las pocas de entre todas las mujeres que tenia una aguda fobia hacia los gatos.
"Genial...Me encanta la suerte que estoy teniendo hoy... si algo va mal no te confíes, puede ir a peor..."
Y vaya que si podía. Había salido de la aldea volando en busca de lugares divertidos, aventuras emocionantes y con la esperanza de encontrar algún amigo ¿Y donde estaba ahora mismo? Estaba perdido en un paraje helado, donde hacia mas frió que en la boda de un Yuki. Sin gente conocida y despreciado por las personas de el único pueblo que parecía existir en kilometros a la redonda. Ah, y por si eso fuera poco, acababa de fastidiar la que posiblemente era su única forma de pasar la noche en un lugar calentito.
—Lo siento chiquitin, pero tendrás que apañartelas para sobrevivir esta noche, mis clientes son lo primero
Dijo el posadero mientras cogía el gato con ambas manos y lo sacaba de su local. Después volvió dentro e intento calmar a la joven pelirroja, que había pegado un enorme salto, y se había quedado enganchada al techo, demostrando sus dotes de shinobi.
—¿Se encuentra mejor señorita? el gato ya no esta ni volverá, puede relajarse, aquí tiene una bebida caliente, invita la casa, por las molestias
Dijo el camarero dirigiéndose a Ritsuko mientras volvía a su sitio y le servia un baso de leche calentita.
— Tu habitación es la numero diez, esta al fondo del pasillo del piso de arriba, la habitación tiene baño propio, mi mujer preparará agua caliente para la bañera y te la subirá después de la cena, por si quiere bañarse
Mientras tanto, en el exterior, el pequeño gato se había escabullido de nuevo a la parte trasera del local, donde parecía que no había nadie nunca.
"¿Y ahora que hago?, tengo que ingeniármelas para colarme de nuevo, pero desde luego no puedo entrar como un gato... Tal vez alguien se haya dejado alguna ventana abierta en alguna habitación, o tal vez pueda colar con cuidado por la chimenea...
El joven Uchiha cambio de gato a cuervo y se dispuso a investigar la parte superior del exterior de la taberna.
Cagada. Cagada monumental. De todos los animales del mundo, Reiji había elegido el gato pensando que ese animal le gustaba a todas las mujeres. Y justo aquel día de entre todos los días, tenia que toparse a una de las pocas de entre todas las mujeres que tenia una aguda fobia hacia los gatos.
"Genial...Me encanta la suerte que estoy teniendo hoy... si algo va mal no te confíes, puede ir a peor..."
Y vaya que si podía. Había salido de la aldea volando en busca de lugares divertidos, aventuras emocionantes y con la esperanza de encontrar algún amigo ¿Y donde estaba ahora mismo? Estaba perdido en un paraje helado, donde hacia mas frió que en la boda de un Yuki. Sin gente conocida y despreciado por las personas de el único pueblo que parecía existir en kilometros a la redonda. Ah, y por si eso fuera poco, acababa de fastidiar la que posiblemente era su única forma de pasar la noche en un lugar calentito.
—Lo siento chiquitin, pero tendrás que apañartelas para sobrevivir esta noche, mis clientes son lo primero
Dijo el posadero mientras cogía el gato con ambas manos y lo sacaba de su local. Después volvió dentro e intento calmar a la joven pelirroja, que había pegado un enorme salto, y se había quedado enganchada al techo, demostrando sus dotes de shinobi.
—¿Se encuentra mejor señorita? el gato ya no esta ni volverá, puede relajarse, aquí tiene una bebida caliente, invita la casa, por las molestias
Dijo el camarero dirigiéndose a Ritsuko mientras volvía a su sitio y le servia un baso de leche calentita.
— Tu habitación es la numero diez, esta al fondo del pasillo del piso de arriba, la habitación tiene baño propio, mi mujer preparará agua caliente para la bañera y te la subirá después de la cena, por si quiere bañarse
Mientras tanto, en el exterior, el pequeño gato se había escabullido de nuevo a la parte trasera del local, donde parecía que no había nadie nunca.
"¿Y ahora que hago?, tengo que ingeniármelas para colarme de nuevo, pero desde luego no puedo entrar como un gato... Tal vez alguien se haya dejado alguna ventana abierta en alguna habitación, o tal vez pueda colar con cuidado por la chimenea...
El joven Uchiha cambio de gato a cuervo y se dispuso a investigar la parte superior del exterior de la taberna.