12/02/2017, 18:13
Una voz ajena a los dos presentes les interrumpió de la nada, respondiendo a lo que no se le había preguntado, alertando así de su presencia.
"¿Huh?"
El joven Isa se giró rápidamente, buscando con la mirada al intruso que había osado opinar sin que se lo pidiesen. Cuando la vista de su único ojo se posó sobre aquel pelirrojo, no la despegó ni un segundo de él. Observando con gesto acusador al muchacho de pavoneante paso. Si bien le suele pelar lo que opinen de él, no le agradó la arrogancia de las palabras del metiche. Para colmo, Kōtetsu se había mostrado condescendiente con el recién llegado, por lo que era mejor no contar con su apoyo. Pero el tuerto no iba a dejar pasar por alto aquello que consideraba una falta de respeto.
—Pues a mí me gustaría saber quién te parió, para reclamarle por no haberte enseñado a no meterte donde no te llaman— Increpó justo tras las palabras del Hakagurē.
Bajo el flequillo del princeso de cabellos rojizos, se podía observar un atisbo de bandana de Kusagakure, generándole al tuerto una rara sensación de sorpresa, pero a que su vez no le extrañaba.
"Kusero tenía que ser. Aparentemente es costumbre entre ellos el tener aires de grandeza."
Mascó la rama con cierta fuerza, provocando que crujiese al romperse levemente. No buscaba conflicto, pero al menos quería dejar en claro su malestar.
"¿Huh?"
El joven Isa se giró rápidamente, buscando con la mirada al intruso que había osado opinar sin que se lo pidiesen. Cuando la vista de su único ojo se posó sobre aquel pelirrojo, no la despegó ni un segundo de él. Observando con gesto acusador al muchacho de pavoneante paso. Si bien le suele pelar lo que opinen de él, no le agradó la arrogancia de las palabras del metiche. Para colmo, Kōtetsu se había mostrado condescendiente con el recién llegado, por lo que era mejor no contar con su apoyo. Pero el tuerto no iba a dejar pasar por alto aquello que consideraba una falta de respeto.
—Pues a mí me gustaría saber quién te parió, para reclamarle por no haberte enseñado a no meterte donde no te llaman— Increpó justo tras las palabras del Hakagurē.
Bajo el flequillo del princeso de cabellos rojizos, se podía observar un atisbo de bandana de Kusagakure, generándole al tuerto una rara sensación de sorpresa, pero a que su vez no le extrañaba.
"Kusero tenía que ser. Aparentemente es costumbre entre ellos el tener aires de grandeza."
Mascó la rama con cierta fuerza, provocando que crujiese al romperse levemente. No buscaba conflicto, pero al menos quería dejar en claro su malestar.