12/06/2015, 04:30
(Última modificación: 12/06/2015, 04:33 por Hanamura Kazuma.)
«De verdad que esto es magnífico —se aseguraba a si mismo mientras degustaba lentamente aquel peculiar grano—. Me alegro de que el primer tazón de arroz que pruebe en mi viaje sea este, es tan suave y fresco. Hasta me gustaría que Mizuki lo pudiera probar, de seguro moriría de alegría si pudiera hacer unas bolas de arroz con esto»
Probablemente podría llegar a compartir aquel manjar con su criada, ya que por su puesto le sería imposible dar fin a aquel enorme tazón. Ni siquiera era algo de lo que se pudiera dudar, solo hacía falta comparar el tamaño de su cabeza con el volumen de su almuerzo.
Al contrario de lo que se pudiera pensar esto no le quito ánimos al muchacho, ya que este decidió que comería hasta donde su apetito estuviera satisfecho, ni mas, ni menos que eso. Por lo que solo le quedaría la cuestión de disfrutar su comida, cosa que siendo una de sus tres actividades predilectas, no sería difícil.
«Me pregunto si este será el arroz que menciono aquel pueblerino —se pregunto así mismo, mientras que con cada trocito de bacalao se le dibujaba una sonrisa en el rostro—. De verdad que nada cae mejor que un humeante plato del mejor arroz casero luego de un largo día caminando por los arrozales del silencio»
Por otro lado, su compañero yano parecía estar encontrando en la comida un momento tan agradable. Aquello quedaría confirmado cuando de improviso se dirigió al peliblanco, solo para decirle que era demasiada comida para una persona. El Ishimura lo miro con un leve desprecio por unos instantes, y luego continuo en su ingesta como si nada hubiese pasado. Con total seguridad era porque detestaba que molestaran su hora de comer con tonterías, al menos así catalogo la insinuación de su acompañante.
«No veo cual es el problema… —pensó con cierta molestia—. Si no puede terminarlo, simplemente puede pedir que se lo pongan para llevar. De seguro se atiborro por haber tomado el tazón como si fuera un desafío en lugar de disfrutarlo»
Con eso en mente, solo le quedo enfocarse en disfrutar el momento mientras se alimentaba con toda la serenidad de la que disponía.
Probablemente podría llegar a compartir aquel manjar con su criada, ya que por su puesto le sería imposible dar fin a aquel enorme tazón. Ni siquiera era algo de lo que se pudiera dudar, solo hacía falta comparar el tamaño de su cabeza con el volumen de su almuerzo.
Al contrario de lo que se pudiera pensar esto no le quito ánimos al muchacho, ya que este decidió que comería hasta donde su apetito estuviera satisfecho, ni mas, ni menos que eso. Por lo que solo le quedaría la cuestión de disfrutar su comida, cosa que siendo una de sus tres actividades predilectas, no sería difícil.
«Me pregunto si este será el arroz que menciono aquel pueblerino —se pregunto así mismo, mientras que con cada trocito de bacalao se le dibujaba una sonrisa en el rostro—. De verdad que nada cae mejor que un humeante plato del mejor arroz casero luego de un largo día caminando por los arrozales del silencio»
Por otro lado, su compañero yano parecía estar encontrando en la comida un momento tan agradable. Aquello quedaría confirmado cuando de improviso se dirigió al peliblanco, solo para decirle que era demasiada comida para una persona. El Ishimura lo miro con un leve desprecio por unos instantes, y luego continuo en su ingesta como si nada hubiese pasado. Con total seguridad era porque detestaba que molestaran su hora de comer con tonterías, al menos así catalogo la insinuación de su acompañante.
«No veo cual es el problema… —pensó con cierta molestia—. Si no puede terminarlo, simplemente puede pedir que se lo pongan para llevar. De seguro se atiborro por haber tomado el tazón como si fuera un desafío en lugar de disfrutarlo»
Con eso en mente, solo le quedo enfocarse en disfrutar el momento mientras se alimentaba con toda la serenidad de la que disponía.