12/06/2015, 05:50
La joven de pelo negro estaba demostrando tener verdaderas capacidades para el combate. Eso quedo demostrado cuando con notable capacidad, esquivo la estrella ninja del peliblanco, mientras rodaba hacia un lado, para tomar posición justamente donde habían quedado los shurikens que se le habían arrojado al inicio del combate.
Mientras recuperaba su balance, procedió a arrojar una de las estrellas de acero en una trayectoria recta bastante fácil de esquivar. Pero ese ataque seria solo un señuelo, ya que casi instantáneamente procedió a lanzar su siguiente shuriken. Sin embargo en aquel momento se hizo evidente su falta de experiencia, ya que realizando un movimiento algo descoordinado, trato de repetir el lanzamiento curvo del Ishimura, pero ya fuese por sus capacidades físicas o por la falta de entrenamiento, lo único que consiguió fue un lanzamiento con la misma dirección y trayectoria del primero.
Pero con eso no terminaba la estratagema de la jovencita. Ya que apenas ambos discos estrellados se clavasen en el árbol, luego del movimiento del ojos grises. Comenzaría con la realización de una serie de sellos.
«Te confías demasiado por el simple hecho de no perderme de vista —pensó mientras cruzaba miradas con ella y sonreía de manera relajada—. Pero no estás atenta a tu entorno... Iaido: Nikkou»
Entonces todo se ilumino de blanco.
Desde atrás de la kunoichi se manifestó una centella, convirtiendo su cuerpo en una silueta negra con dos fríos y brillantes ojos rojos. Justo en aquel instante, el kunai del shinobi reflejo aquel fulgor potenciado con su propio chakra hacia el rostro de su oponente. Así pues había sido su plan desde el principio; mantener a su contrincante de espaldas a la tormenta, mientras el contaba en su cabeza el intervalo entre destello y destello.
Como invitado que llega tarde, apareció el trueno, haciendo retumbar la tierra y los cuerpos, mientras bajo un árbol una chica yacía cegada.
El plan de fondo seria sencillo. Bien podría atacar a la temporalmente ciega, pero aun quería seguir probando aquella extraña capacidad de percepción y reacción. Para lo que tenía la técnica ideal. Lo único que tendría que hacer es crear unos clones, para que cuando su oponente pudiera ver, tuviera a no uno, ni dos, si no a tres Kazumas frente a ella. Separados entre si por poco mas de metro y medio.
Solo tenia que atacar a un clon para que el verdadero le contraatacara, al menos esa era la idea.
Mientras recuperaba su balance, procedió a arrojar una de las estrellas de acero en una trayectoria recta bastante fácil de esquivar. Pero ese ataque seria solo un señuelo, ya que casi instantáneamente procedió a lanzar su siguiente shuriken. Sin embargo en aquel momento se hizo evidente su falta de experiencia, ya que realizando un movimiento algo descoordinado, trato de repetir el lanzamiento curvo del Ishimura, pero ya fuese por sus capacidades físicas o por la falta de entrenamiento, lo único que consiguió fue un lanzamiento con la misma dirección y trayectoria del primero.
Pero con eso no terminaba la estratagema de la jovencita. Ya que apenas ambos discos estrellados se clavasen en el árbol, luego del movimiento del ojos grises. Comenzaría con la realización de una serie de sellos.
«Te confías demasiado por el simple hecho de no perderme de vista —pensó mientras cruzaba miradas con ella y sonreía de manera relajada—. Pero no estás atenta a tu entorno... Iaido: Nikkou»
Entonces todo se ilumino de blanco.
Desde atrás de la kunoichi se manifestó una centella, convirtiendo su cuerpo en una silueta negra con dos fríos y brillantes ojos rojos. Justo en aquel instante, el kunai del shinobi reflejo aquel fulgor potenciado con su propio chakra hacia el rostro de su oponente. Así pues había sido su plan desde el principio; mantener a su contrincante de espaldas a la tormenta, mientras el contaba en su cabeza el intervalo entre destello y destello.
Como invitado que llega tarde, apareció el trueno, haciendo retumbar la tierra y los cuerpos, mientras bajo un árbol una chica yacía cegada.
El plan de fondo seria sencillo. Bien podría atacar a la temporalmente ciega, pero aun quería seguir probando aquella extraña capacidad de percepción y reacción. Para lo que tenía la técnica ideal. Lo único que tendría que hacer es crear unos clones, para que cuando su oponente pudiera ver, tuviera a no uno, ni dos, si no a tres Kazumas frente a ella. Separados entre si por poco mas de metro y medio.
Solo tenia que atacar a un clon para que el verdadero le contraatacara, al menos esa era la idea.