14/02/2017, 11:37
—No... yo no... —balbuceó Haskoz—. Lo tengo desde que salí del Bosque de Azur, creo... Pero no tengo ni idea de cómo llegó ahí...
—¡Ja! ¿Y eso no te pareció extraño, melón? —La mujer dio una fuerte palmada, casi cabreada con la falta de deducción del Uchiha.
—Samurai-san —interrumpió Haskoz.
—Sannochi Pinkahime —dijo—. Llámame Pink.
—¿Podría...? ¿Podría quitarme el parche? Como habrá deducido, mi capacidad para sanar está fuera de lo normal. Tuviese la herida que tuviese, seguro que ya está curada.
Pink suspiró y cerró los ojos. Esperó unos segundos para volver a hablar.
—Sé que es difícil para ti asimilar lo que te estás imaginando, y más difícil apartar tus pensamientos de eso mismo —contestó—. ¿Si te prometo que esto tendrá un final satisfactorio para todos, terminarás de escucharme antes de abordar ese tema? Hablaremos de ello a su tiempo.
Se cruzó de brazos y abrió los ojos. Lo miró seriamente, casi con preocupación.
—Me preocuparía más por ese tatuaje. Atiende, porque esto es muy grave:
»Si no me interrumpes más, voy a empezar a contarte todo lo que necesitas saber. No te voy a ocultar más por qué estás preso. Estás en el Valle de los Dojos. Viniste aquí hace dos días. Entraste en una taberna. No, no pillaste una cogorza, pero pasó algo mucho peor. En la taberna había un área de combate. Entablaste uno contra un joven de Kusagakure. Contra las normas, destruisteis el tatami. Había un veterano de la Guardia en el local, y según su testimonio algo en tu voz, en tu forma de moverte y en tu mirada cambió radicalmente a medida que la ofensiva escalaba. Por no hablar del otro chaval, que se volvió completamente loco, fuera de sí. Pero según Tamashi-dono, tú parecías el doble de centrado.
»No hubiera supuesto un problema, si no te hubieras vuelto el doble de homicida. Tamashi tuvo que matar al ninja de Kusa porque se resistió al arresto. Lo tuyo fue aún peor. Dice que algo dentro de ti le daba escalofríos. Que cuando te dijo que se te acusaba de destruir el tatami dijiste "se te acusa de vivir" con un tono extremadamente impersonal. Luchásteis brevemente, y entonces te decapitó. Te casi decapitó. Pero tu cuello volvió a unirse, y la herida cicatrizó. Entonces perdiste el conocimiento.
»Aún inconsciente, te levantaste cuando los guardias iban a detenerte, y acabaste matando a tres de nuestros hombres más experimentados por sorpresa. Tuvimos que atarte con cadenas hasta que saliste del trance.
»De modo que estás aquí acusado de matar a tres de nuestros hombres y de destruir el tatami de una taberna. Pero sobretodo, estás aquí porque ese tatuaje es un sello maldito, y tienes algo dentro que es muy peligroso para el mundo.
—¡Ja! ¿Y eso no te pareció extraño, melón? —La mujer dio una fuerte palmada, casi cabreada con la falta de deducción del Uchiha.
—Samurai-san —interrumpió Haskoz.
—Sannochi Pinkahime —dijo—. Llámame Pink.
—¿Podría...? ¿Podría quitarme el parche? Como habrá deducido, mi capacidad para sanar está fuera de lo normal. Tuviese la herida que tuviese, seguro que ya está curada.
Pink suspiró y cerró los ojos. Esperó unos segundos para volver a hablar.
—Sé que es difícil para ti asimilar lo que te estás imaginando, y más difícil apartar tus pensamientos de eso mismo —contestó—. ¿Si te prometo que esto tendrá un final satisfactorio para todos, terminarás de escucharme antes de abordar ese tema? Hablaremos de ello a su tiempo.
Se cruzó de brazos y abrió los ojos. Lo miró seriamente, casi con preocupación.
—Me preocuparía más por ese tatuaje. Atiende, porque esto es muy grave:
»Si no me interrumpes más, voy a empezar a contarte todo lo que necesitas saber. No te voy a ocultar más por qué estás preso. Estás en el Valle de los Dojos. Viniste aquí hace dos días. Entraste en una taberna. No, no pillaste una cogorza, pero pasó algo mucho peor. En la taberna había un área de combate. Entablaste uno contra un joven de Kusagakure. Contra las normas, destruisteis el tatami. Había un veterano de la Guardia en el local, y según su testimonio algo en tu voz, en tu forma de moverte y en tu mirada cambió radicalmente a medida que la ofensiva escalaba. Por no hablar del otro chaval, que se volvió completamente loco, fuera de sí. Pero según Tamashi-dono, tú parecías el doble de centrado.
»No hubiera supuesto un problema, si no te hubieras vuelto el doble de homicida. Tamashi tuvo que matar al ninja de Kusa porque se resistió al arresto. Lo tuyo fue aún peor. Dice que algo dentro de ti le daba escalofríos. Que cuando te dijo que se te acusaba de destruir el tatami dijiste "se te acusa de vivir" con un tono extremadamente impersonal. Luchásteis brevemente, y entonces te decapitó. Te casi decapitó. Pero tu cuello volvió a unirse, y la herida cicatrizó. Entonces perdiste el conocimiento.
»Aún inconsciente, te levantaste cuando los guardias iban a detenerte, y acabaste matando a tres de nuestros hombres más experimentados por sorpresa. Tuvimos que atarte con cadenas hasta que saliste del trance.
»De modo que estás aquí acusado de matar a tres de nuestros hombres y de destruir el tatami de una taberna. Pero sobretodo, estás aquí porque ese tatuaje es un sello maldito, y tienes algo dentro que es muy peligroso para el mundo.
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