26/02/2017, 15:53
Ambos mostraron un silencio sepulcral pero hicieron algo que era muy esperable, observar con atención aquellas dos figuras que seguían acercándose al ritmo del anciano, aunque pude ver como la niñata consentida esa que tenía al lado estaba dispuesta a lanzarme más improperios, aunque se detuvo, mientras observaba a la chica y el anciano misteriosos.
— Bueno, bueno... tomaré ese silencio como un sí — dije, relajado y con una sonrisa, preparandome para alzar el puño — ¡Larga vida al mejor equipo de toda Kusagakure!
La chica se dejaba entrever entre las sombras, aunque el anciano no. Tenía el cabello rosado, de esos rosas brillantes, como el de los cerezos en primavera. Su ojo derecho estaba parcialmente cubierto el cabello pero viendo el izquierdo se pudo apreciar aquel toque entre turquesa y aguamarina de sus iris. Lucia una agradable sonrisa y vestía un kimono aparentemente cómodo de color turquesa con un motivo floral blanco y en su cuello su seña de identidad, la bandana de Kusagakure, también rosa. Parecía ser como su color identitario.
Ambos se pararon de golpe, la chica hizo una vistosa reverencia y el viejo se fue por donde vino mientras ella su iba acercando todavía más hasta que tanto los gennins allí presentes como ella misma podían sentir la respiración del otro.
— Aquí los tenemos a los 3, puntuales como un clavo ardiente. Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Soy vuestra sensei? la que solicitasteis el día de la graduación. Bien, pues debéis saber que vuestra deducción es correcta. Yo seré vuestra guía en vuestros primeros pasos como shinobis, haré de vosotros verdaderos guerreros para honrar a Kusagakure y para que en el día de mañana si las cosas se tuercen podáis ser útiles en una guerra. Probablemente cada uno de vosotros tengáis vuestro propio estilo de pelea, dominaréis vuestros propios jutsus tal y como yo he hecho, pero aquí sois todos iguales, distintos pero iguales. y ahora... ¿Qué tal si nos sentamos y charlamos un rato?
Hizo un gesto con la mano para la siguiéramos
— Vamos, seguidme, muchachos
Caminamos un poco hasta llegar a una pequeña plataforma la cual nos indicó mientras ella tomaba asiento en una roca que quedaba justo enfrente en la cual se sentó ella y se apartó el mechón del ojo un poco.
— Venga, tomad asiento
Y eso fue lo que hice, sentarme en aquella plataforma de madera a la espera de que los demás hiciesen lo propio. A decir verdad me sentía algo decepcionado. ¿Charlar? Se suponía que éramos ninjas y aquello era un equipo. No acababa de entender aquello, pero bueno, tampoco me opusé. Algún motivo de peso habría detrás de aquello.
— Bueno, bueno... tomaré ese silencio como un sí — dije, relajado y con una sonrisa, preparandome para alzar el puño — ¡Larga vida al mejor equipo de toda Kusagakure!
La chica se dejaba entrever entre las sombras, aunque el anciano no. Tenía el cabello rosado, de esos rosas brillantes, como el de los cerezos en primavera. Su ojo derecho estaba parcialmente cubierto el cabello pero viendo el izquierdo se pudo apreciar aquel toque entre turquesa y aguamarina de sus iris. Lucia una agradable sonrisa y vestía un kimono aparentemente cómodo de color turquesa con un motivo floral blanco y en su cuello su seña de identidad, la bandana de Kusagakure, también rosa. Parecía ser como su color identitario.
Ambos se pararon de golpe, la chica hizo una vistosa reverencia y el viejo se fue por donde vino mientras ella su iba acercando todavía más hasta que tanto los gennins allí presentes como ella misma podían sentir la respiración del otro.
— Aquí los tenemos a los 3, puntuales como un clavo ardiente. Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Soy vuestra sensei? la que solicitasteis el día de la graduación. Bien, pues debéis saber que vuestra deducción es correcta. Yo seré vuestra guía en vuestros primeros pasos como shinobis, haré de vosotros verdaderos guerreros para honrar a Kusagakure y para que en el día de mañana si las cosas se tuercen podáis ser útiles en una guerra. Probablemente cada uno de vosotros tengáis vuestro propio estilo de pelea, dominaréis vuestros propios jutsus tal y como yo he hecho, pero aquí sois todos iguales, distintos pero iguales. y ahora... ¿Qué tal si nos sentamos y charlamos un rato?
Hizo un gesto con la mano para la siguiéramos
— Vamos, seguidme, muchachos
Caminamos un poco hasta llegar a una pequeña plataforma la cual nos indicó mientras ella tomaba asiento en una roca que quedaba justo enfrente en la cual se sentó ella y se apartó el mechón del ojo un poco.
— Venga, tomad asiento
Y eso fue lo que hice, sentarme en aquella plataforma de madera a la espera de que los demás hiciesen lo propio. A decir verdad me sentía algo decepcionado. ¿Charlar? Se suponía que éramos ninjas y aquello era un equipo. No acababa de entender aquello, pero bueno, tampoco me opusé. Algún motivo de peso habría detrás de aquello.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa