26/02/2017, 21:16
La chica, que se mantenía por un momento en el mismo sitio, mecida por el vaivén de las olas, quedó ensimismada. Sumida en sus pensamientos, comenzó a darle vueltas a qué tipo de técnicas debía ir desarrollando, así como el porqué del asunto. Pero lejos de poder descansar con sus pensares, una voz intrusa aplacó sus ideas como Optimuns arrolla a Galvatron. Comenzó lanzando la pregunta de quién era, para luego continuar con otra pregunta, y no lejos de parar, una tercera. Lo peor, parecía estar en su mente, no como si simplemente hubiesen gritado desde algún lado.
La pelirroja se sobresaltó, como cabía de esperar. Casi perdió la concentración necesaria para mantenerse sobre el agua, mas reaccionó a tiempo. Alzó la mirada hacia un lado, y tras ello al otro. Sus ojos buscaban una respuesta, y su mente elaboraba rápidamente alguna conjetura. Pero cerca de ella no encontró a nadie.
—Pero... ¿qué coño? —Masculló entre dientes.
Volvió a buscar, e incluso se dio la vuelta sobre si misma, por si caía la breva y estaba tras ella. Pero no, lejos de lo realista, cerca de ella no había nadie que hubiese podido hablarle. Alzó una ceja, con gesto de incomprensión mas que recalcable, y terminó por llevarse la mano hacia la nuca; donde la misma comenzó a frotar la misma.
«Debo estar perdiendo la cabeza...» Pensó la kunoichi.
Cuando terminó de asimilar el susto, volvería a echar un ojo alrededor. Ahora sí, vería que lejos había una chica de cabellera rubia. Pero era imposible que hubiese sido ella quien le habló, estaba bastante lejos como para poder haberle hablado con tanta claridad.
La pelirroja se sobresaltó, como cabía de esperar. Casi perdió la concentración necesaria para mantenerse sobre el agua, mas reaccionó a tiempo. Alzó la mirada hacia un lado, y tras ello al otro. Sus ojos buscaban una respuesta, y su mente elaboraba rápidamente alguna conjetura. Pero cerca de ella no encontró a nadie.
—Pero... ¿qué coño? —Masculló entre dientes.
Volvió a buscar, e incluso se dio la vuelta sobre si misma, por si caía la breva y estaba tras ella. Pero no, lejos de lo realista, cerca de ella no había nadie que hubiese podido hablarle. Alzó una ceja, con gesto de incomprensión mas que recalcable, y terminó por llevarse la mano hacia la nuca; donde la misma comenzó a frotar la misma.
«Debo estar perdiendo la cabeza...» Pensó la kunoichi.
Cuando terminó de asimilar el susto, volvería a echar un ojo alrededor. Ahora sí, vería que lejos había una chica de cabellera rubia. Pero era imposible que hubiese sido ella quien le habló, estaba bastante lejos como para poder haberle hablado con tanta claridad.