27/02/2017, 13:52
Ralexion estaba tan concentrado en su secreta tarea que no se percató de la presencia del desconocido hasta que el susodicho le dirigió la palabra. Se sobresaltó de forma cómica, y el cuaderno se le fue de las manos. Cayó, desplegado, frente a Daruu. En él se podía observar el dibujo de una voluptuosa mujer, desnuda y en una pose bien indecente; no era una obra de arte de gran habilidad, solo era necesario un rápido vistazo para ser consciente de ello, no obstante, para un aspirante a mangaka hentai tan joven, no estaba nada mal.
El Uzumaki rodó como una croqueta a toda velocidad, agarrando el cuaderno de un manotazo y guardánselo apresuradamente en el interior del kimono. No sabía ni quién era su interlocutor, pero se estaba muriendo de la vergüenza.
—¡B-buenos días...! —articuló con tono vacilante, para después levantar la mirada y observar por primera vez a Daruu, quedándose sorprendido al ver sus ojos— ¡Tus ojos! ¿Qué te ha pasado?
El genin usó su índice para señalar los orbes del desconocido, sin ni siquiera levantarse del suelo.
El Uzumaki rodó como una croqueta a toda velocidad, agarrando el cuaderno de un manotazo y guardánselo apresuradamente en el interior del kimono. No sabía ni quién era su interlocutor, pero se estaba muriendo de la vergüenza.
—¡B-buenos días...! —articuló con tono vacilante, para después levantar la mirada y observar por primera vez a Daruu, quedándose sorprendido al ver sus ojos— ¡Tus ojos! ¿Qué te ha pasado?
El genin usó su índice para señalar los orbes del desconocido, sin ni siquiera levantarse del suelo.